La llegada del verano trae consigo algo inevitable: el calor. La temporada estival es la época de las altas temperaturas, el momento del año en el que desterramos abrigos, chaquetas y mangas largas y nos enfundamos en bermudas, camisetas y camisas cortas y en el que, día tras días, luchamos para no achicharrarnos con el sol. Algunos tiran del aire acondicionado. Otros aprovechan para desplazarse a la costa a disfrutar de unos días de playa. Y hay quien busca refugio en la piscina de su jardín.
Sin embargo, para que podamos disfrutar al máximo del verano, hoy vamos a hablar de una solución que nos permitirá tener la terraza bien fresquita, a punto para organizar una buena comida o cena al aire libre. Y es que ¿a quién no le gusta disfrutar de una agradable velada con sus allegados y una cervecita? Cuando llega el buen tiempo, estos son los pequeños placeres por los que damos gracias, pero las altísimas temperaturas de los meses de julio y agosto pueden acabar arruinándonos la experiencia.
Para evitar que esto pase, los nebulizadores son la mejor opción. Estos sistemas de refrigeración nos permiten enfriar las zonas exteriores de nuestra vivienda emitiendo vapor de agua. Su funcionamiento es bastante sencillo: después de conectarlos a la toma de agua, los nebulizadores pulverizan gotas muy finas que, al contacto con el aire, se evaporan rápidamente, absorbiendo el calor y desapareciendo antes de que lleguen a mojarnos.
Gracias a esto, no solo reducen la temperatura un par de grados, sino que purifican el ambiente, eliminando los malos olores y las partículas suspendidas, como el polvo o el polen. Además, aportan humedad para las plantas y apenas gastan agua y energía. Y lo mejor: son muy fáciles de instalar. Te contamos cómo.
Como decíamos, instalar un nebulizador es mucho más fácil de lo que parece a primera vista. Estos aparatos se venden en un kit en el que vienen incluidas todas las piezas necesarias para su instalación, así como las instrucciones del fabricante, por lo que podremos instalarnos nosotros mismos, sin necesidad de recurrir a terceras manos ni de gastar dinero extra.
No obstante, antes de adquirirlo, es importante que sepamos cuánto mide la zona en la que queremos ponerlo para poder comprar uno que se adapte a nuestras necesidades. Además, es conveniente que lo instalemos en una estructura que ya tuviéramos previamente en nuestra terraza o jardín, como una pérgola, una sombrilla o una marquesina.
Una vez hayamos decidido y medido el espacio en el que pondremos nuestro nebulizador y lo hayamos comprado, toca ponerse manos a la obra. Lo primero que debemos hacer es marcar los lugares en los que irán los tubos de nuestro nebulizador. Lo conveniente es que se sitúen a una altura de tres metros, aproximadamente, y que entre cada boquilla haya una separación de unos cincuenta centímetros.
Hecho esto, cortaremos los tubos y encajaremos las boquillas de aspersión. En este punto, es recomendable que metamos el extremo de los tubos en agua caliente para que se ablanden y sea más fácil unirlos con las boquillas. Unidas ambas piezas, las juntaremos con nuestra pérgola o marquesina, de tal forma que los tubos queden en posición horizontal y las boquillas, rectas y mirando al suelo. Los kits de nebulizadores incluyen sus propios sistemas de fijación, ya sean bridas, pinzas o grapas, así que utilízalos.
Finalmente, conectamos nuestro nebulizador con el grifo del que recibirá el agua. Aquí, basta con enroscar la llave de corte en la manguera y unirla con nuestro nebulizador. En caso de que queramos conectarlo con un programador, no necesitamos la llave de corte, y simplemente lo acoplaremos.
Tras esto, comprobaremos que el mecanismo funciona correctamente y listo: ya tenemos nuestro nebulizador para refrescar la terraza. Sencillo, ¿verdad? Ahora, ya estás listo para protegerte del calor y disfrutar del verano al aire libe.