Llevamos ya un mes encerrados en casa como en nuestro propio Gran Hermano. Tomar una copa de vino después de las horas de trabajo, darse un capricho dulce o vestirse todos los días como si fuera una jornada normal deberían haberse convertido en las antorchas que iluminan nuestro buen juicio, y lo mismo ocurre con la ducha diaria, las rutinas faciales y todo lo que nuestro cuerpo está pidiendo para verse bien.
En todo esto también es importante no tener aspecto de perro chow chow, y es ahí donde entra el problema de muchos hombres. Antes de esta pandemia estaban pensando ir al cortarse el pelo y, vaya, no lo hicieron. Ahora es tarde para ponerse a aullar a la luna. Tenemos una fregona en la cabeza y hay que hacer algo con ella.
Haz caso a los expertos. Si te lo vas a cortar tú mismo en casa, mejor mantener el pelo saneado y no acometer grandes obras faraónicas con la tijera. De otro modo podemos dañarlo y tener sorpresas desagradables.
Primero y más importante: una buena máquina recortadora. En Amazon existen modelos entre 40 y 80 euros más que recomendables. Marcas como Hatteker (la Super Taper) o Wahl son opciones interesantes. También necesitarás tijeras de corte bien afiladas y, opcionalmente, otras de vaciado. Añade un espray para humedecer el pelo y un peine de púas. No te vengas arriba y te dirijas al espejo de mano como si fuera un ser antropomorfo (espejo, espejito mágico, verás...), basta con que lo uses para controlar cómo van quedando las zonas de tu cabeza que no puedes ver.
Raparse es la mejor opción en el caso de querer un look carcelario, sin complicaciones o degradados de peluquería en las zonas laterales y la nuca. Basta con escoger el número de la recortadora que pensemos que nos va mejor y pasarlo por toda la cabeza. Siempre es mejor empezar con el número de peine más alto e ir comprobando cómo nos queda, hasta encontrar uno que nos deje el apurado deseado. El 4 suele funcionar, si queremos dejar de preocuparnos algunas semanas hasta el siguiente corte.
Es importante pasar la máquina varias veces, ya que seguramente no coja todo el pelo en las primeras pasadas y hayan quedado partes desiguales. Habrá zonas (los remolinos, por ejemplo) donde toque pasar un número más bajo, ya que la densidad del pelo, de más fuerte a más débil, varía en según qué partes de la cabeza. Utilizar un peine más pequeño nos dará un resultado igualado y un rapado con mejor aspecto.
Opcionalmente, con un peine más corto, puedes apurar la zona de los laterales para diferenciarla de la parte de arriba.
Si queremos un corte más elaborado, con degradado, lo más importante es tener paciencia. Salvo tu pareja o tu perro, nadie va a verte cometer los primeros errores en este primer pelado en casa. Quién sabe, quizá te sumes al club de los que han decidido prescindir de peluquero y después de esta pandemia vayas cogiendo maña en esto de pelarte con cierta gracia.
Lo primero es pasar la máquina por los laterales de la cabeza para igualar esa zona. Si queremos un degradado que vaya desde la nuca y el cuello hacia arriba, entonces jugaremos con las longitudes del peine para conseguir ese efecto fade de arriba a abajo. Además nuestra máquina deberá tener varios peines, tanto el largo como uno corto, del número 1, que se pueda ajustar de 0,25 en 0,25 mm. Mejor utilizar números similares: un 4 para los laterales y un 2 para la zona de las patillas, donde seguramente hayan quedado pelos largos y antiestéticos.
Es fundamental controlar esa palanca en el lateral de la máquina que ajusta la distancia de las cuchillas con el peine, y aún mas ejecutar bien el movimiento de pasada, de dentro hacia fuera del pelo, en una leve curva.
Después de degradar y unificar los laterales de la cabeza, toca pasar a la parte de arriba y utilizar las tijeras. Repetimos lo importante: no valen unas tijeras de costura o las de manualidades de tus hijos, por si lo estás pensando. Tienen que estar afiladas, mejor si son específicas para corte de cabello.
Hay que cortarlo por secciones, sin prisa. Con el peine, alisa hacia arriba la sección que deseas recortar, sujétala entre dos dedos (rectos). Con la mano libre da pequeños cortes desiguales con las tijeras. El grado de corte depende de cada uno, tanto si lo queremos llevar muy corto como si solo queremos un pequeño corte cosmético que le dé a nuestro pelo un aspecto más sano, la opción más recomendable hasta que podamos volver a ponernos en manos del peluquero.