Cuando al hombre se le empieza a quedar libre la azotea, quiere soluciones inmediatas. De poco le sirve pensar, como aconsejaba Eduard Punset a sus amigos, que uno se librará de pulgas y piojos. Ni siquiera es consuelo saber que sin pelo será más atractivo y que la cabeza pelada se ha convertido en nuevo estándar de belleza, según un estudio de la Universidad de Pensilvania.
Conviene hablar claro antes de empezar a experimentar con pócimas e infinitos productos inútiles. "Si la alopecia es androgénica, un trastorno con causa genética, es irreversible. Una vez que el paciente con esta predisposición genética empieza a generar testosterona -algo que ocurre hacia la adolescencia-, se activa un proceso que no frena ningún tratamiento", asegura el doctor Ramón Grimalt, profesor de Dermatología de la Universidad de Cataluña. A partir de los 40 años, afecta a la mitad de la población masculina. Por encima de los 70, apenas se libra un 5%.
¿Hay que resignarse entonces a lucir entradas? Por supuesto que no. Uppers ha pedido consejo profesional. De la mano de Guillermo Alonso Igartua, director de Hom Estetic, y Roberto Carrillo, gerente de la peluquería que lleva su nombre, en el barrio madrileño de Arganzuela, vamos a ver que hay cortes y peinados muy favorecedores para disimular las entradas. Antes de nada, ambos recomiendan la valoración de un médico ante cualquier señal de pérdida de pelo o de densidad. No siempre es androgénica. Si el diagnóstico es una alopecia ferropénica, la tratará tomando hierro. Si se debe a un déficit de hormona tiroidea, lo resolverá con la hormona que le falta. También unos malos hábitos de alimentación o incluso el estrés pueden estar provocando la caída capilar.
Una vez hecho el diagnóstico, el resto queda en manos de los peluqueros. Lo primero es un asesoramiento de imagen mediante visagismo, una técnica que permite centrarse en el estudio de las líneas, el volumen y las formas del rostro para reconocer el estilo de corte y peinado que le va mejor al cliente por sus facciones e imperfecciones.
Además, cualquier solución que se le dé deberá ir acorde con su personalidad y la imagen que quiera proyectar. "No hay ningún corte de pelo definitivo para las entradas, si no que lo que se necesita es un buen estilista que sepa sacar el mayor partido al cabello del cliente y sepa adaptarse a sus necesidades", advierte Alonso.
Es una de las preguntas más recurrentes en las peluquerías masculinas y no es mala opción si tenemos en cuenta los resultados del estudio mencionado de la Universidad de Pensilvania, cuyos autores concluyen que la cabeza descubierta es reflejo de poder y síntoma de caballeros de buen ver y seguros de sí mismos. Tenemos como ejemplo al imponente entrenador Zinédine Zidane. Es también la solución a la que finalmente se ha rendido John Travolta después de muchos años tratando de esconder lo que es evidente con un peluquín.
Al rapado se le puede añadir atractivo con una barba bien cuidada o una perilla fina que rebaje ese efecto neutro tan redondo. Sin embargo, según Carrillo y Alonso, no a todo el mundo le queda bien el rapado o afeitado. Influyen muchos aspectos, como la forma del cráneo o las posibles cicatrices e irregularidades en la superficie de la cabeza.
El recurso más habitual es cortar los laterales para nivelar el cabello o dejar que crezca el pelo en la parte superior y llevarlo con gracia hacia atrás para disimular lo que está ocurriendo allí arriba. En este caso, se corre el riesgo de que una ráfaga de viento nos deje en evidencia. Carlos de Inglaterra ha lucido desde muy joven una impecable coronilla abacial.
El corte más aconsejado es el que deja el flequillo hacia adelante creando líneas de densidad para acortar visualmente la frente. Puede moldearse a gusto de cada cual, con raya, sin ella, con movimiento… Depende del estilo más o menos formal que se pretenda dar. Es la apuesta de Charlie Sheen para compensar la falta de cabello en la zona frontal. Owen Wilson prefiere un peinado más rebelde y bastante más largo para tapar la frente y las sienes.
Igual que en el caso anterior, el corte idóneo es el pelo algo más largo y peinado hacia un lado. La raya al lado aporta un toque juvenil si se deja muy corta la parte de atrás y del otro lateral. A David Beckham le hemos visto así formando una especie de tupé. George Cloony lleva una raya impecable y el pelo muy corto.
Cortinilla, embarrado… da igual cómo se llame. Ese larguísimo mechón de pelo que llevan algunos hombres para disimular la ausencia de pelo en los laterales de la cabeza o en la parte superior no es nada favorecedor y puede causar más de un disgusto si hace viento, como le ocurre a Donald Trump cada vez que sube o baja del avión. En España, la cortinilla tiene un nombre propio: el político vasco Iñaki Anasagasti.
Es una opción cada vez más frecuente. Entre resignarse a la falta de pelo y experimentar con fármacos, está la posibilidad de someterse a un trasplante con la llamada técnica FUE (Follicular Unit Extraction). Consiste en reubicar el propio cabello del paciente en zonas donde falta densidad. Rafa Nadal, cuya alopecia se hacía evidente en la coronilla durante sus partidos, luce ahora una melena mucho más fuerte, brillante y voluminosa.
Queda un último recurso muy socorrido para salvar una sesión de fotos o un evento importante: el maquillaje y las fibras capilares de cabello natural que se entremezclan con el cabello. Es muy común en las estrellas que desean disimular la falta de cabello en pocos segundos.