Un reloj Rolex es un producto que, para muchos, jamás llega a pasar de un sueño casi imposible de alcanzar. Sin embargo, si llega ese momento de la vida en que dispones del presupuesto y de la determinación para una compra así, es imprescindible hacerlo con la certeza de que vas a colgar de tu muñeca un ejemplar auténtico.
Las falsificaciones de este tipo de productos se han perfeccionado hasta tal punto que es muy difícil diferenciar uno de verdad de su copia. Hace dos años, los especialistas en relojes de Watchfinder&Co analizaron un Rolex Submariner auténtico con una falsificación y demostraron lo complicado que resulta distinguirlos. Ahora han vuelto a hacer un análisis con un Rolex Daytona 116500 LN y han corroborado que es prácticamente imposible saber cuál es el de verdad y su falsificación, salvo por estos siete pequeños detalles.
Desde que se presentó en 1963, el Rolex Daytona ha estado asociado ligado a las exigencias cronométricas de los pilotos de alta competición, convirtiéndose en y una "referencia de los apasionados por los automóviles y la velocidad", como explican en la web de Rolex. Por ello, la correa siempre ha sido un elemento de seguridad fundamental para los usuarios de este modelo de reloj, y no se han escatimado esfuerzos en su diseño y desarrollo.
En el caso de la falsificación, y a diferencia de otro tipo de relojes falsos, también han utilizado acero 904L real, el mismo que el del Rolex original, por lo que las diferencias, en este caso, son prácticamente inexistentes. En la siguiente imagen podrás ver la correa del Rolex y la del falso.
En este caso, el bisel y la esfera del modelo de Rolex auténtico está fabricado con Cerachrom, el material patentado por la marca suiza y cuya finalidad es "garantizar su belleza y funcionalidad duradera incluso tras ser expuesto a las condiciones más extremas", según explican en la web de la relojería.
A simple vista, y comparando un modelo real con otro falsificado, la diferencia es imperceptible. De hecho, según indican desde Watchfinder&Co, los imitadores habrían utilizado un material muy similar al de Rolex, al menos en apariencia, aunque no en prestaciones interiores. Si encuentras las diferencias entre los dos modelos de la siguiente imagen, eres un auténtico profesional.
Sin embargo, si nos vamos más al detalle, podemos ver alguna diferencia en el interior de las letras. Según Rolex, "para lograr una legibilidad óptima, los números y las graduaciones son grabados o moldeados en la cerámica y luego recubiertos con una fina capa de oro o platino mediante un proceso PVD. El pulido final elimina el oro o el platino del resto de la superficie del bisel, dándole un resplandor excepcional y duradero", y ahí es donde falla la copia, como verás en la siguiente imagen. Fíjate bien en el acabado de los números.
En la segunda imagen se puede ver cómo los falsificadores no han sabido pulir bien esos números para dejarlos tan perfectos como los del Rolex original.
Según Watchfinder&Co., que hagan una réplica perfecta del exterior del reloj es laborioso, pero posible. Sin embargo, lo más preocupante es que también calquen el mecanismo interior, que es "el último bastión del fabricante" para asegurarse de que le reconozcan por el movimiento característico de las manecillas de sus productos.
Rolex aún confía sus acabados en artesanos profesionales, y ahí una máquina de producción de falsificaciones no puede competir. Otro de los detalles en los que se nota el truco está en el pulido de algunas de las piezas, como las manecillas. En el final de las mismas se puede ver cómo las máquinas industriales no han podido llegar al nivel de detalle de los pulidores profesionales que tiene Rolex en su plantilla, y han dejado residuo en el corte de la pieza.
Esto mismo también se puede apreciar en el punto de unión de las distintas manecillas y en los pequeños tornillos que unen las piezas dentro de la caja: mientras que en el Rolex original el acabado es perfecto, en la réplica se ve rugoso y con falta de brillo por la falta de una mano de obra humana.
Otra de los sitios donde podrás encontrar diferencias entre un Rolex Daytona y su copia se encuentra en la carcasa del calibre 4130. Mientras que en la original el pulido, de nuevo, vuelve a ser impoluto y brillante, en la copia ha obviado ese pequeño detalle que marca una gran diferencia y nos sirve de pista para distinguirlo.
Ahora que ya sabes cuál es la delgada línea que separa un reloj de lujo original de su falsificación, míralo bien antes de comprarlo y, sobre todo, que no te den gato por liebre con el precio.
Si un 'Rolex' te cuesta 1000 euros o menos, es un elemento de sospecha bastante potente como para dejarlo en la estantería de donde lo hayas cogido e irte a mirar otra cosa a otra tienda. Confía siempre en proveedores oficiales y exige una factura original así como una garantía de autenticidad del producto.