Hasta la fecha, ligar y tomarse un par de copas iban de la mano. El alcohol ha llegado incluso a ser una especie de aliado, sobre todo en las primeras citas, esos momentos en los que aún no nos conocemos y en el que cualquier detalle cobra la mayor importancia. Admitámoslo, con el alcohol todo parece fluir. Pero un exceso de copas también tiene inconvenientes.
El abuso de alcohol conlleva riesgos importantes. Produce una falsa sensación de euforia, desinhibición y seguridad, pero en casos extremos, ante una intoxicación etílica se puede llegar al coma e incluso a la muerte.
A largo plazo, el consumo excesivo de alcohol puede provocar importantes problemas de salud, conflictos familiares y sociales. Estos efectos pueden presentarse incluso en el caso de personas que no hayan desarrollado una dependencia y, por tanto, no sean consideradas alcohólicas.
Entre los peores efectos secundarios, hipertensión arterial, alteraciones del sueño, gastritis, agresividad, úlcera gastroduodenal, cirrosis hepática, cardiopatías, encefalopatías y cáncer. Además, también se asocia al deterioro cognitivo y a algunos trastornos mentales, como psicosis y depresión.
Pero la consecuencia más grave del consumo excesivo de alcohol es el alcoholismo o dependencia alcohólica, una enfermedad caracterizada por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas que interfiere con la salud física y mental del paciente, incluidas las responsabilidades familiares, laborales y sociales.
Volvamos al principio, al mundo de las citas. Es cierto que un par de copas pueden dar la sensación de que nos sentimos más conectados con el otro. Pero se trata de una sensación irreal que, al día siguiente, con el primer café del día, puede evaporarse.
Es ahí donde surge el 'dry dating' o las citas sin alcohol. El objetivo es cada uno se muestre como es y cada miembro de la pareja conozca al otro sin los 'adornos' del alcohol. Puede que sin alcohol no seamos tan guapos ni tan ocurrentes ni tengamos tan buen humor.
Estar sobrios, como exigen los dry datings, nos da la garantía de conocer al otro como es realmente, sin la influencia algo sobredimensionada del alcohol. En definitiva, conoceremos mejor al otro y también nos conocerán mejor, algo muy valorado entre los mayores de 50, cuando se tiene menos tiempo que perder y más ganas de disfrutar. Y, especialmente, cuando se valora la estabilidad de las relaciones.
La idea de participar en una cita sin alcohol quizá te parece poco atractiva, pero el hecho es que la perspectiva de un encuentro 'libre de alcohol' abre un buen número de posibilidades.
Si te decides, lo interesante es recopilar aquellas actividades en las que el alcohol no tenga un papel relevante. Dicho de otro modo, a veces bebemos como acto social, sin que realmente queramos tomar esa copa de vino. Pero si pensamos en propuestas, las opciones crecen. Entre ellas, un paseo por el campo o por la playa, una quedada para practicar deporte, desde coger la bici a nadar o hacer marcha nórdica. Un simple paseo por el centro de la ciudad, visitando un museo, una exposición o un parque, puede ser la puerta de entrada a una relación más profunda. Y si en vez de acabar con una copa, acabáis con una taza de café humeante, la cita puede, incluso, tener final feliz.