"Todos hemos oído que para los hombres el divorcio (con hijos) es la ruina. Por eso, hasta los 40 años vuelven a tener pareja un 20% más que las mujeres (cohabitación, matrimonio hijos), y a partir de los 40 hasta cuatro veces más que ellas". David abrió hilo en Twitter con esta reflexión y enseguida se sucedieron comentarios para todos los gustos. ¿Esto es así?
La polémica está servida. El tuitero insiste: "se refleja en los estudios que las mujeres separadas a partir de los 35 años vuelven menos a convivir en pareja por varios motivos. En general, una mujer de 45 no sale con un hombre de 30. Los hombres, de hecho, buscan mujeres en edad fértil. Es tremendo". A ellas se las ve como asaltacunas, mientras que ellos son zorros plateados. Ahí tenemos a Leonardo Di Caprio, a punto de cumplir 48 y nunca sale con mujeres mayores de 25. Eso dicen. Encadena relaciones con tal rapidez que, antes de que la Prensa pueda confirmar una ruptura, ya está enfrascado en un nuevo romance.
"Es un temazo gordo", dice el usuario de Twitter. Y tanto. ¿Qué explicación le dan los psicólogos? ¿Y los sexólogos? ¿Todo esto pasa realmente entre la gente común o es cosa de Hollywood? Si es así, ¿a qué se debe? Si nos detenemos en las aplicaciones de búsqueda de pareja, veremos que hay vida más allá de los divorcios. Hombres y mujeres estrenan ropa, móvil y coquetería. Conseguir una cita es fácil, pero el éxito es desigual si el fin es un nuevo compromiso.
Rosa Navarro, psicóloga y sexóloga de Diversual, cree que un motivo por el que se busca pareja con mucha prisa es "el no saber estar solo y querer evitar el duelo por la pérdida. A veces, ocupar el hueco que ha dejado la anterior pareja con una persona nueva no solo llena ese vacío de forma física, sino que puede generar un alivio al enmascarar los sentimientos y no tener que analizar qué ha fallado en la anterior relación".
No obstante, considera que las tornas están cambiando y también las relaciones de pareja, aunque aún tengamos pendiente dejar atrás los estereotipos masculinos y femeninos. "Todavía existen muchos hombres con dificultades a la hora de expresar sus sentimientos y puede afectar a la explicación que le damos a comportamientos de ambos géneros en situaciones tan cotidianas como el inicio de una nueva relación sentimental". Si no exterioriza su malestar, será complicado saber si la nueva pareja llega simplemente para cumplir el dicho "un clavo saca a otro".
En opinión de Navarro, "que el hombre no hable o no exprese su duelo, no hace que deje de existir esa situación de duelo sentimental con sus distintas fases y consiguiente dolor". Reconoce que es posible que los hombres tengan mayor facilidad a la hora de rehacer su vida, pero en muchas ocasiones no se trata de una decisión aislada, basada en sus deseos, sino que hay otros factores. "Por ejemplo, los proyectos vitales y la situación en la que queda cada miembro de la pareja. Es común que, en el caso de haber hijos menores, estos permanezcan con la madre, lo que le resta a ella disponibilidad a la hora de iniciar nuevas relaciones. También cambia y altera sus prioridades". De acuerdo con esto, los hombres podrían buscar actividades y búsqueda de nuevas personas como una forma de amortiguar los efectos de la ruptura.
La psicóloga se detiene también en los cambios que se producen a partir de los 50 en la sexualidad masculina. "Pueden sentirse más indefensos y vulnerables a nivel de masculinidad, la cual va ligada sobre todo a desempeño sexual. Sentir que aún se está en el mercado y que se tiene la capacidad de conquistar y de demostrar la virilidad puede convertirse en una tabla de salvación para algunos hombres durante la llamada crisis de los 50. Una nueva conquista puede ser una oportunidad para reafirmar la valía sexual ante los demás, pero sobre todo ante uno mismo".
Aun así, Navarro recuerda que los cambios en la sexualidad de los hombres maduros no tienen por qué afectar a la capacidad de experimentar placer, sea cual sea la decisión de volver a tener pareja tras una ruptura sentimental. "Una vez se comprende esto, muchos hombres son capaces de aceptar estos cambios dejando un poco de lado la genitalidad y empiezan a vivir una etapa en la que la satisfacción sexual puede llegar a ser mucho más elevada que en épocas anteriores, en las que la penetración era la práctica central".
Su compañera Arola Poch, también psicóloga y sexóloga, no descarta esa conclusión que arrojan algunos estudios acerca de los hombres y lo bien que se encuentran viviendo en pareja. Aunque es generalizar, "podría explicar por qué vuelven a emparejarse más rápido que las mujeres. Puede que se sientan mejor, que se hayan acostumbrado a una figura de cuidados -un porcentaje elevado de las tareas del hogar sigue recayendo en las mujeres- y también de cuidados emocionales". En su reflexión añade la soledad o la costumbre de asociar pareja a éxito social. "En cualquier caso, esa falsa idea de que hay que tener pareja para ser completamente feliz sigue muy arraigada".
En cuanto al elemento sexual, no se atrevería a generalizar. "Con frecuencia, las mujeres a partir de los 50 años, tras una separación, se descubren en un aspecto sexual más liberado de prejuicios o inseguridades y exploran su capacidad de sentir placer". Esto les permitiría ganar en seguridad y, paradójicamente, crear un efecto contrario en los hombres, que, además, pueden disminuir su rendimiento sexual por cuestiones físicas o psicológicas. "En general -añade Poch-, las mujeres son más curiosas y con más inquietudes por explorar en lo sexual. También hay muchas personas, tanto hombres como mujeres, que entienden que su sexualidad evoluciona y empiezan a vivirla de una manera más rica, liberándose de prejuicios".