Las relaciones de pareja pueden resultar complejas. Cuando dos personas se juntan, es habitual que surjan problemas y malentendidos que puedan afectar a su vínculo, a pesar de los sentimientos que haya de por medio.
Más allá de las infidelidades, uno de los principales conflictos que pueden aparecer y echar por tierra una relación sentimental es el 'síndrome de la asimetría' o 'del jefe y el empleado', un fenómeno que surge cuando una de las partes tiene más obligaciones pero menos derechos que la otra y que puede generar conflictos, insatisfacción, problemas de dependencia e incluso abusos y toxicidad.
Para que una pareja pueda durar en el tiempo, los miembros de una relación sentimental deben entender que ambos tienen las mismas obligaciones y derechos y evitar jerarquías. La pareja debe estar equilibrada, entendiendo siempre que el equilibrio completo nunca es posible y a pesar de que en determinados momentos un miembro pueda tener mayor prioridad sobre el otro por motivos profesionales o personales.
Cuando existe una asimetría en la pareja y una de las partes se posiciona como jefe de la otra, el vínculo se deteriora. Por eso, es recomendable que, siempre que se quiera apostar por la relación, se atajen todos los desequilibrios en el momento en el que puedan surgir, ya que, si no se combaten, es probable que acaben enquistados en la rutina de la pareja, haciendo más difícil modificarlos.
A la hora de identificar asimetrías en pareja, se pueden distinguir dos tipos: la horizontal, que aparece cuando hay distancia física y emocional entre ambas partes y una de las partes se desentiende de la otra, y la vertical, que surge cuando una de las partes de la pareja se posiciona siempre por encima del otro y la relación se pliega a sus deseos. En ambos casos, estos problemas pueden desembocar en una ruptura.
Para reparar una relación asimétrica, el primer paso es poder identificarla. Para ello, existen algunos rasgos que nos pueden dar una idea sobre los desequilibrios de la relación.
El más evidente es que una de las partes de la pareja tome siempre todas las decisiones y que la otra los acepte de manera completamente pasiva, pero este no es el único. Las dificultades para hablar, la invalidación de los sentimientos, los reproches constantes, la falta de tiempo de calidad en pareja y el desinterés en el otro son otros síntomas que apuntan a una relación asimétrica, así como la existencia de roles, dinámicas y papeles inamovibles.
Para mejorar una relación y combatir esta asimetría, es imprescindible que los miembros de la pareja tomen conciencia de estos desequilibrios y actúen sobre ellos. Para ello, deben aceptar que hay más de una manera de hacer las cosas e intercambiar, durante un tiempo, los roles, para que la parte menos favorecida pueda proponer planes y actividades y tomar sus propias decisiones. Además, es recomendable que creen espacio para los dos y que propicien actividades con las que puedan establecer nuevos vínculos. Salir poco a poco de las rutinas creadas con el paso del tiempo ayudará a poner en equilibrio la relación y a dejar atrás las jerarquías.