Una buena o mala conversación tiene el poder de articular la vida. En el mundo de la pareja son fundamentales, aunque no todas tienen la misma importancia. La atracción física es importante en primer momento, pero luego son las conversaciones las que logran enamorarnos o decidir que esa persona no es para nosotros. A medida que la relación va creciendo, es necesario hablar de algunos temas relevantes, esos que van a crear la identidad de quiénes somos como pareja. El desarrollo de esa conversación es, en sí mismo, elocuente. Gracias a ella, tendremos una idea bastante aproximada de si ese vínculo puede ser capaz de superar los retos, las incertidumbres, las alegrías y el dolor implícitos a la vida.
Los psicólogos y terapeutas John y Julia Gottman llevan 40 años investigando las relaciones de pareja. En su opinión, el poder de la conversación relevante y consciente no solo es imprescindible en los primeros años de la convivencia, sino que debe realizarse de manera periódica porque todos evolucionamos y puede que no siempre lo hagamos en la misma dirección. De todo eso trata, precisamente, 'El secreto de las ocho citas: conversaciones esenciales para una vida llena de amor', el último libro de esta pareja de terapeutas.
Para estos expertos, una relación feliz no es el resultado de tener muchas cosas en común, como pensamos habitualmente. El secreto está en saber gestionar las diferencias fundamentales de manera que cada uno cumpla sus expectativas y apoye al otro, sin imponer nada. Para lograrlo, los Gottman proponen ocho temas de conversación que pueden mantenerse a lo largo de una cita. Es importante que estos temas no surjan a lo largo de momentos de tensión, sino en un entorno sereno, buscado y pensado para tomar decisiones en común. ¿Cuáles son los temas de esas ocho citas?
Comprobar el grado de confianza y compromiso de la relación es el primer paso. La confianza nace del cariño; ese afecto es el que le demuestra a nuestra pareja que puede contar con nosotros. Por su parte, el compromiso significa que aceptamos al otro tal y como es, a pesar de sus fallos, y que le apoyamos en sus objetivos.
Es poco realista pensar que una relación valiosa no va a haber conflictos. La vida cotidiana es una fábrica inagotable de disensiones, y los grandes temas -dónde se vive o qué educación queremos darles a los hijos- son conflictivos por naturaleza. La clave es cómo se gestionan y qué sentido se les da. Para estos terapeutas, el conflicto es valioso porque sirve a un propósito: el objetivo al que se aspira. Al mismo tiempo, ofrece la posibilidad de hacer más profunda la intimidad de la pareja y de solucionar las diferencias.
Los rituales de conexión entre la pareja, ya sea a través del sexo o de momentos de placer compartidos ayudan a mantener la relación. Las parejas que hablan de sexo tienen más sexo. Las que planifican esas horas de conexión romántica, incluso aunque no acaben en un encuentro sexual, sienten mayor compromiso hacia el vínculo. A veces, cuesta encontrar esos espacios en el día a día, pero una vez que se empieza, los beneficios son tantos que el ritual se interioriza rápidamente.
Los temas de dinero no solo tienen que ver con el dinero concreto, sino con lo que significa para cada miembro de la pareja. ¿El objetivo es ahorrar, viajar, invertir en vivienda..? La relación con el dinero de cada persona responde a su experiencia y a la cultura financiera que haya vivido en su familia. Si en una pareja convive una persona consumista con otra más austera, puede ser el preludio de una mala convivencia.
Con el trabajo, pasa lo mismo: ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir? Despejar la incógnita hará que la pareja sea más o menos feliz.
Aproximadamente, dos tercios de las parejas experimentan un descenso en la calidad de la relación después de tener el primer hijo. Y este descenso se va haciendo más profundo con el nacimiento de cada nuevo hijo. Para evitarlo, tiene que existir la voluntad de no crear y 'quemarse' en conflictos inútiles. Al mismo tiempo, hay que pensar en los límites que se mantienen con el resto de la familia. La injerencia de suegras, cuñados y otros familiares cuando hay niños pequeños puede dejarse notar en la relación.
El tiempo de ocio es clave para el bienestar de cualquier persona. En una pareja feliz, ese ocio es compartido en gran parte, pero también es bueno que cada persona tenga sus propios hobbies. Acordar cómo gestionar esas horas de diversión, felcidad, aventura o placidez responde al universo íntimo de la pareja y presupone que cada una de las partes va a respetar la elección del otro.
Lo único constante de la vida es el cambio. Con los años, el deseo de crecer como persona, con valores cada vez más asentados, se hace patente. La clave es conciliar la evolución personal de cada uno con la pareja. En algunos casos, es posible que esa evolución sea compartida y que se traduzca en algo mucho más grande: una transformación significativa para ellos mismos y para su entorno.
Todos tenemos sueños, grandes y pequeños. El ikigai o propósito de vida suele estar ligado a ellos. Pero no siempre es así; a veces, la ensoñación más modesta, una vez cumplida, genera una gran felicidad. Independientemente de su tamaño, ya sea soñar a lo grande o en formato mini, John y Julie Gottman hablan de la importancia de compartir los sueños propios y también de honrarlos, de poner los medios para llevarlos a cabo. Es, en su opinión, el ingrediente secreto de un amor duradero. Cuando apoyamos con nuestras acciones los sueños de nuetra pareja, el resto de la relación fluye mejor y más fácil.