Verano, playa o piscina, época de calor y diversión donde se realizan actividades nuevas y al aire libre..., ¿puede también surgir un amor de verano que se alargue en el tiempo y que llegue a hacer pensar en no seguir con la pareja? Esto puede pasar cuando te encuentras receptivo y “dispuesto”, según los profesionales consultados, pero habría que averiguar si se trata de atracción o algo más. Conocemos cómo acabaron dos parejas, a continuación.
Maletas y más maletas, sobre todo en julio y agosto. Según un estudio del pasado año de Jetcost, buscador de vuelos y hoteles, el 83% de los españoles tiene en mente viajar en la época estival y esto puede conllevar conocer gente nueva.
Sumamos a esto las altas temperaturas. Algunos profesionales del Instituto Psicología-Sexología Mallorca, indican que el calor puede hacer que concurra una mayor apetencia sexual, es decir, impulsa la elaboración de endorfinas, oxitocinas, dopamina y serotonina (hormona y neurotransmisor que afecta al ánimo, "hormona de la felicidad"). Esta mezcla de variables puede influir en ese 74% de españoles ha tenido un amor de verano, como evidencia una encuesta de Adopte.
Si hemos hablado que el clima cálido puede hacer que la gente esté más predispuesta a entablar relaciones nuevas e incluso se enamore. Los resultados de una investigación de la Universidad de Míchigan, Estados Unidos, revelaron que quienes estuvieron más tiempo en espacios exteriores en días soleados y de calor, presentaron un estado de ánimo más positivo que quienes no.
La luz solar tiene ese impacto de producción de serotonina desde la piel. De la investigación Luz solar, serotonina y piel: ¿una explicación parcial de los patrones estacionales en psicopatología?, los especialistas manifestaron que la piel tiene “la maquinaria serotoninérgica para realizar esta tarea”.
Héctor de 51 años, profesor de Infantil, casado desde hacía 13 años, conoció a una mujer el verano pasado cuando se fue de vacaciones con dos amigos a Tenerife. Según cuenta el flechazo fue instantáneo, se dieron los números de teléfono y quedaban en grupo junto a las amigas de ella y los amigos de él la semana que estuvieron en la ciudad para hacer actividades juntos.
“Lo que primero que me llamó la atención de ella era su energía y alegría. Siempre estaba con la sonrisa y haciendo bromas. Nos sentíamos cómodos para compartir asuntos personales. Ella estaba soltera, pero yo no podía abrirme del todo”, comenta. Cuenta que en su matrimonio ya no existía la magia del principio, donde “uno piensa todo el rato en su pareja”. “De vacaciones estábamos todos los días en ropa de baño, tomando cócteles, bailando..., haciendo actividades donde no solo subía la temperatura por el clima, el ambiente nos hacía estar más predispuestos a dejarnos llevar y una noche pasó", confiesa.
Héctor se besó apasionadamente con la mujer en una fiesta en la playa por la noche. Se iba en dos días y especifica que “era el momento y lo estaba deseando”. Tras eso se fueron al hotel y tuvieron relaciones.
Afirma que no tuvo remordimientos. “Mis amigos me dijeron que todo podía quedarse ahí, ser un amor de verano como dicen, pero yo estaba feliz y hacía un tiempo que no", revela.
Cuando llegó a casa con su mujer lo notó distante y Héctor le pidió un tiempo para pensar en lo que quería hacer. Tras cuatro meses encontrándose furtivamente con la mujer que conoció vacaciones, decidió dejar a su esposa e iniciar otra relación. “Pienso que te das cuenta de que no es una historia pasajera cuando no te puedes quitar a la persona de la cabeza. A mí me ha compensado ese desliz”, certifica.
Por el contrario, Pepa, de 56 años, abogada, se dio cuenta, que lo que había vivido en verano había sido fruto del desenfrene cuando regresó a casa con su novio. “Me fui de despedida de soltera de mi mejor amiga en un viaje de cinco días. Llevaba con mi pareja dos años”, sostiene.
“Una noche de fiesta conocimos a un grupo de chicos más jóvenes que nosotras y yo tuve un lío con uno de ellos. Estuvimos toda la noche juntos y me pidió mi Instagram. Volví a quedar con él y me encantaba; nos acostamos varias veces”, aclara. Pese a que el joven era muy atento y adulador, Ana sintió que esa diferencia de edad (alrededor de 15 años) supondría un problema para ella a todos los niveles y que su relación con su novio era algo más maduro y estable. “¿Si el verano confunde?, creo que sí, pero ahí se quedó y no fue amor”, dice.
Nunca se lo contó a su pareja porque “no quería perjudicar lo que tenía”. “Pueden darse historias fugaces en verano, no digo que esté bien faltar el respeto a tu pareja, pero, a veces, puedes aprender de ello”, remata.
¿Qué puede haber mejor, pasados los 50, seguir recibiendo cumplidos y atenciones por parte de otras personas, más si te atraen y te encuentras en un momento insulso en tu relación sentimental? Antonio Baca Serrano, psicólogo sanitario, comenta que, la fascinación puede surgir en cualquier época del año. Para él importa mucho, cuán de profundos sean los sentimientos hacia la pareja y la otra persona.
Sostiene que es preciso diferenciar si lo que uno siente por otra persona es atracción física o algo emocional. “Es totalmente natural experimentar cierta atracción por otras personas, incluso en una relación sana. Deberíamos aceptar esos sentimientos como lo que son”, subraya.
Como expone, que se dé culpa, puede derivar de una evaluación negativa de la situación y entorpecer comprender lo que se está sintiendo. Prosigue que valorar si la atracción tiene que ver con el deseo es crucial para saber si se trata de algo maduro o superficial y pasajero.
Baca aclara que hay varios aspectos clave para tomar la decisión más acertada:
Para Virginia Fernández González, psicóloga y terapeuta de familia y pareja, la condición para poder saber si es un amor de verdad y no algo pasajero es conocerse a lo largo del tiempo, algo que, para ella, supondrá saber si se puede y quiere construir algo perdurable.
“En verano disminuir nuestro nivel de estrés y estar más en contacto con emociones positivas nos hace tener una mayor apertura a nuevas experiencias, nos vuelve más creativos y curiosos. Si conocemos a alguien que nos seduce, podemos ser más proclives a dejarnos llevar por esa energía emocional y sentirnos más dispuestos”, recalca.
Según la experta plantearse algo con otra persona no tiene porqué indicar que en la pareja inicial exista alguna carencia afectiva ya que “depende de cada uno y del vínculo”. Como explica, muchas relaciones duraderas han surgido de amores de verano, otras se han acabado como consecuencia de uno.
Fernández asegura que mantenerse en contacto con uno mismo, pensando en qué nos aporta la otra persona y cómo uno es con él o ella, posibilitará encontrar el sentido a ese nuevo lazo para saber cómo proceder o si se da en el contexto de una infidelidad, para identificar qué está sucediendo en la relación de pareja.