Entre los amigos instrumentales, esos unidos por las circunstancias, hay una categoría especial: la amistad que se teje en torno al colegio de los niños. Llevar y traer a los hijos a que se formen tiene un curioso efecto colateral en forma de padres y madres que empiezan a ser amigos al calor de cumpleaños, fiestas escolares y todo tipo de eventos que transcurren entre los 3 y los 18 años.
Muchas de esas amistades son sólidas y superan las diferentes etapas educativas de los hijos. Otras terminan con el fin del colegio y otras dan pie a historias de amor, de atracción o de simple coqueteo. Cuando esto ocurre, el verano es una prueba de fuego. Normalmente, las familias no retoman el contacto entre sí hasta la famosa 'vuelta al cole', quizá con alguna mención esporádica. Pero cuando los mensajes, los whatsapps o las tomas de contacto son frecuentes, ¿ante qué estamos?
Hay muchos padres y madres que en terapia admiten sentirse atraídos por alguna persona del centro educativo de sus hijos. El colegio es un lugar excelente para flirtear porque se crean relaciones diarias, con una comunicación continua y, muchas veces, de temas importantes. La confianza se alcanza muy rápidamente porque los temas que se abordan tienen que ver, nada más y nada menos, que con la crianza de los hijos.
Una encuesta realizada por Ashley Maddison reveló que el 50% de los hombres y el 40% de las mujeres han reconocido flirtear en el colegio cuando llevaban a sus hijos. Es un lugar, en principio, inocuo y poco dado a las sospechas. Sin embargo, pueden tejerse relaciones muy fuertes y, en cierta medida, adictivas porque para muchas personas representan sentirse deseadas como hace tiempo que no ocurre en su pareja oficial. De ahí que en verano se busque mantener el contacto.
El estado en el que se encuentre cada pareja es fundamental para predecir si ese flirteo irá o no más. Cuando hay una convivencia muy desgastada o hay insatisfacción sexual, es mucho más fácil idealizar a la otra persona. Por otra parte, la crianza tiene zonas valle y zonas mucho más complejas. Esto, unido a otros problemas, ya sean económicos, profesionales o de salud, hacen que se vea a esa persona a la que tenemos idealizada como un refugio, alguien en quien confiar y quien nos puede proteger. De ahí, al amor romántico solo hay un paso. ¿Qué señales nos indican que estamos bordeando el enamoramiento?
Es una prueba muy reveladora. Pensemos en nosotros mismos hace unos años, cuando estábamos empezando a sentirnos muy atraídos por alguien. ¿No buscábamos excusas para tener que hablar con esa persona o para que fuera el tema de conversación? Entonces, era una manera de empezar a tejer el vínculo y de saber cosas de ella. Ahora, el whatsapp lo pone todo mucho más fácil. Siempre que queramos contactar con la persona especial, podemos hacerlo. Y si son muchos en un espacio corto de tiempo, algo está pasando.
Es importante ver si las tomas de contacto involucran a más personas en el grupo o son mensajes entre dos personas. A veces, la primera toma de contacto se hace de forma grupal y por motivos oportunos. Pero cuando comienzan las conversaciones a dos, puede que se esté ante una relación romántica.
El tema de las conversaciones también importa: ¿son funcionales? ¿Responden a algún problema concreto o es una manera de conocerse más y de profundizar en cuestiones personales?
Cada persona sabe si esas conversaciones realmente son inocentes o lógicas dentro de un vínculo amistoso o bien son la punta del iceberg de algo más profundo. ¿Qué sentimiento nos indica eso? La culpabilidad. Sentirnos culpables es la señal inequívoca de que lo que parece que hay no es lo que hay.
A veces, incluso, la familia o el entorno se da cuenta de que esa relación no es simplemente amistosa. En ese caso, es frecuente que alguien pida mantener en secreto las conversaciones. Normalmente, suele hacerlo el miembro más activo, el que inicia los contactos. Se puede mantener el secreto, pero, si se piensa bien, ocultarlo no dice nada bueno de esa relación. ¿Por qué hay que esconderse? ¿Qué problema puede surgir si las otras parejas lo saben? Contestar esas preguntas pueden ser clave en el destino final de esa amistad.
Lo fundamental en este punto es comprobar hasta qué punto es un escarceo o hay algo más profundo. Las señales que muestran que es algo más que una aventura tienen que ver con lo emocional.
Si no es un capricho, no nos da miedo mostrar nuestro lado más vulnerable. Existe una conexión profunda a nivel emocional y se piensa en primer lugar en la felicidad de esa persona. También se piensa en la vida a largo plazo, con la convicción de que se va a tener una existencia más feliz y plena. Todas esas son las señales del auténtico amor.
La persona que ve que su pareja está en esta situación de flirteo o coqueteo o quizás ya en una fase más profunda, ¿cómo puede abordar el tema? Los expertos aconsejan tratar la cuestión de manera calmada, en un ambiente neutral y sin los hijos delante.
Es el momento de practicar la escucha activa, dejando que la otra persona hable y exprese lo que sienta, y de ver la responsabilidad que tiene cada uno en ese flirteo. A veces, puede ser un revulsivo para la pareja. Puede ser algo que termine dando el golpe mortal a la relación o que, por el contrario, sirva para repensar cómo se quiere vivir y qué necesitamos para resignificar el vínculo.