Precedido de un acuerdo prematrimonial exhaustivo (hasta se cuantifican el número de relaciones sexuales a la semana), el compromiso de Jennifer López y Ben Affleck sigue adelante. A casi todos nos suena la historia. Las segundas oportunidades sentimentales están a la orden del día. ¿Funcionan de verdad? ¿Cuándo debemos insistir o abandonar la idea?
"Para mí, es el punto clave", asegura la psicóloga Lara Ferreiro. "Saber el motivo de la ruptura es fundamental. Hay que hacer una lista con papel y bolígrafo que incluya todos los motivos por los que rompimos: quién dejó a quién y por qué porque a veces se idealiza".
Pero tan importante es saber las causas de la ruptura como los motivos que nos impulsan a volver, y para eso, según la terapeuta, también es bueno expresarlos de manera concisa y serena en una hoja de papel.
Dentro de los motivos de rupturas, como ya explicó el psicólogo John Gottman, hay motivos solubles e irresolubles. "Si hay aspectos de la relación que en su momento ya eran irresolubles, no hay nada que hacer. No hay que volver bajo ningún concepto", advierte Ferreiro.
La posibilidad de resolver o no un problema va a depender del 'mapa' de la relación de cada pareja. Para algunas, la infidelidad puede ser un motivo de ruptura inapelable; pero, para otras, puede ser la educación de los hijos o la relación con la familia política. "No hay patrones. Depende de cada pareja", señala la psicóloga antes de enumerar los motivos clásicos para retomar o no una relación.
En el primer caso, cuando los años nos han hecho ganar estabilidad y madurez, es mucho más fácil continuar lo interrumpido. En el segundo, el tipo de infidelidad (más o menos recurrente y con quién) es importante, aunque en los últimos tiempos las relaciones abiertas abren brechas insalvables entre las parejas.
"Es absolutamente determinante. Entre 20 y 30 años, cuantas más relaciones se tengan, mejor. Con los 40, es el momento del matrimonio, los hijos... ¿Cuándo somos más proclives a las segundas oportunidades? Entre los 40 y 50 se producen lo que llamo 'las parejas reciclaje': te acabas de divorciar y tiras de agenda. Es bastante frecuente volver a un antiguo amor que tienes idealizado, lo veo mucho en terapia. Haces balance de tus relaciones y echas la vista atrás", explica la terapeuta.
¿Qué ocurre con las personas que no pueden recurrir a un antiguo amor o no tienen a nadie en su radar sentimental? Las apps de citas juegan aquí un papel importante, además de los canales de socialización de toda la vida, pero también hay sorpresas. "Las personas somos máquinas de encontrar soluciones", asegura Ferreiro. Si nos sentimos solos vamos a ir a nuestra 'base de datos amorosa' para rescatar lo que creemos que mejor va a funcionarnos.
Con la edad, las necesidades vitales cambian y lo que le pedimos a una relación puede cambiar respecto a lo que buscábamos en otras etapas. Visto así, el amor puede no ser siempre la primera razón para volver con alguien.
Lara Ferreiro lo confirma. "Ojalá se volviera siempre por amor. Aquí entran lo que llamo las razones acertadas y las desacertadas. Tendríamos que volver con alguien porque le queremos, por emociones reales. Pero hay personas que vuelven por razones equivocadas, pero que a ellos les compensan. Por ejemplo, no se quieren, pero son compañeros de piso y comparten gastos o necesitan compañía. O bien, tienen un duelo atascado, está en las fases finales de la ruptura. No quiere a esa persona, pero no quiere estar solo y quiere envejecer junto a alguien".
Los sentimientos de culpa, la falta de autoestima e incluso la venganza (en una ruptura reciente, mostrarle al otro que no se está solo) son otras de las razones equivocadas para volver.
En una segunda oportunidad, como en la primera, hay que darlo todo. Pero sí es cierto que el amor solo no basta, también hay que tomar decisiones racionales que demuestren si ahora somos de verdad compatibles o no. "Si en la pareja sigue habiendo problemas irresolubles y, además, se vuelve por las razones equivocadas, eso es una relación lastrada", asegura Lara Ferreiro.
En el caso contrario, sí puede funcionar. Eso es, en opinión de la psicóloga, lo que puede ocurrir con la pareja de Jennifer López y Ben Affleck. "En su primer noviazgo, Affleck era adicto al alcohol y ella quería triunfar. Ahora, él ha superado su alcoholismo y ella es una estrella. Están bien, están tranquilos, han madurado, tienen hijos, han podido resolver los asuntos pendientes... Creo que esta segunda relación puede funcionar. Se les ve mega-enamorados".
¿Hay algo, alguna señal, que indique que esta segunda parte no es buena? Más que señales concretas, hay que comprobar que eso que nos hizo romper en el pasado no está aún en la relación. Lara Ferreiro va aún más lejos y habla de un decálogo de reglas que regirían las segundas relaciones.
Si la ruptura fue por algo circunstancial y esa circunstancia cambia o se resuelve, es muy posible que la segunda relación funcione. "Si lo dejasteis enamorados, pero en ese momento no pudo ser por distintas razones que ya se han resuelto, hay más probabilidades de que funcione. También cuando hubo proyectos personales que no pudieron cumplirse y ahora, sí (por ejemplo, los hijos). El mal 'timing' es otro clásico. Si conoces a la persona correcta en el momento equivocado, no va a funcionar", señala Ferreiro.
Vivir con éxito una segunda oportunidad sentimental es, según esta psicóloga, menos complejo de lo que parece. "He visto muchas parejas que se ha reencontrado porque se echaban muchísimo de menos y son felices", asegura. Entre las razones de su éxito, no pierden de vista todos los condicionantes que componen el mapa de su relación. Pero la psicóloga avisa de que también hay que estar preparado para contrario: "Si un miembro de la pareja pide una segunda oportunidad y el otro no quiere volver, hay que aceptar el rechazo y pensar que quizá no era tan buena idea".