Desde Madrid se puede ir al cielo, a la mejor pinacoteca del mundo o a comerte el mejor cocido del planeta. Lo que nunca ocurrirá es que te encuentres a tu ex. Al menos, en opinión de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de esta comunidad autónoma y candidata a la presidencia por el Partido Popular en las próximas elecciones del 4 de mayo.
Las declaraciones de la presidenta parecen aventuradas. Hace años acudí a la sede de una consultora, ubicada en una de los barrios más céntricos de la capital, para que me entrevistaran como candidata a un puesto de trabajo. Mi posición era cómoda: tenía un buen empleo y optaba a otro mejor en el que parecía encajar como un guante. De repente, lo cómodo se hizo incómodo. El entrevistador era mi ex. Lo habíamos dejado por incompatibilidad (evidente y sonora) de caracteres. Y me encontré hablándole maravillas de un perfil -el mío- que conocía perfectamente, y no en su mejor versión.
Encontrarse con un ex puede ocurrir siempre, más aún cuando vamos cumpliendo años. A partir de los 50 los círculos que un día fueron comunes van expandiéndose y pueden volver a tocarse. De hecho, lo hacen.
¿Cómo salir airoso de este tipo de situaciones? Uppers ha hablado con la psicóloga y terapeuta de parejas Lara Ferreiro para conocer las pautas más eficaces según distintas situaciones. La experta distingue cuatro tipos de perfiles que se comportan de manera distinta en un encuentro de este tipo. "Existe un perfil evitativo, aquella persona que ve a su ex y hace como que no está. El segundo es el perfil básico, que va a establecer una conversación de ascensor. El tercer perfil es el hablador. Dependiendo de en qué ámbito se encuentren (trabajo, evento social...) va a hablar sobre ese tema. El más conflictivo es el perfil kamikaze, el que aprovecha para decir que le echa de menos o empieza a hacer terapia echándole cosas en cara", explica. En su opinión, lo más saludable es mantenerse en el perfil básico o hablador. Es decir, tratar de guardar las formas con un mínimo de educación.
"Si te encuentras a tu ex por la calle, la premisa fundamental es la educación", señala la psicóloga. La estrategia es actuar como si fuera un amigo del colegio teniendo en cuenta nueve puntos clave:
En este caso, no pueden ignorarse a los acompañantes, aunque tampoco hay que explicar la relación que nos une con ellos. "Lo mejor es presentar a las personas que nos acompañan diciendo su nombre. Es fundamental no relegar a los acompañantes para que no se sientan mal. En terapia he visto a muchas parejas que discuten porque se han encontrado con ex, se saludan, no se presentan y parece que la nueva pareja no tiene el lugar que merece", asegura Ferreiro.
"Seguiríamos en la línea del saludo básico y la respuesta también debe ser básica", afirma la psicóloga. En este caso, la propia circunstancia puede ser facilitadora de la conversación. "Hay que limitarse a lo profesional, a lo que os ha llevado ahí, sin hablar de otras cosas". Para esta experta, no conviene salir de ese ámbito: "puede quedar como que nos estamos entrometiendo, que estamos cotilleando e incluso puede darse algún malentendido que no nos beneficie en nada", explica.
El modo básico sigue siendo el más aconsejable. "Sí, en este caso se aprovecha el propio evento para hablar sin llegar a temas comprometidos. Si es una boda, se comenta lo bonita que está siendo". Esta situación presenta más riesgos que otras porque seguramente habrá más tiempo que compartir. Para no sentirse incómodos, lo mejor es ampliar el foco: dirigirnos a otros asistentes, ampliar el círculo de conocidos y, si la situación se complica, no estar más tiempo del necesario. Importante: no olvidar el saludo de despedida, mejor cuanto más amable: "un 'cuídate mucho' es una buena frase", señala la psicóloga. Con ella mostramos interés, pero no entramos en profundidades. "Eso es precisamente lo que hay que evitar porque se trata de un ex, no de un amigo, un psicólogo o nuestra pareja", afirma esta experta.
"Hay gente que aquí 'hace el fantasma', un 'ghosting', hace como que no lo ha visto para no tener que dirigirle la palabra. Así se evitan complicaciones o que haya ocasión para que surjan reproches", señala Lara Ferreiro. Cuando ha habido un final muy conflictivo, la evitación es la reacción más común, pero en ocasiones el encuentro es inevitable. ¿Qué hacer? "Volver a aplicar la educación: saludar y desear lo mejor, ya sea en un encuentro fortuito o en otro más formal", afirma la psicóloga.
Lo más importante, cuando se ha acabado mal, es no dar rienda suelta a las recriminaciones. "El duelo tendrá que procesarlo uno mismo de una manera sana. La ira forma parte de una de las fases del duelo y es posible que se sientan deseos de venganza", admite Ferreiro, quien, paradójicamente, también ve efectos positivos en estos encuentros, la mayoría casuales: "pueden ser un termómetro de lo que ha significado esa relación y de lo que se siente. A lo mejor, ves a tu ex y no sientes nada, o todo lo contrario. Estos encuentros son indicadores de la fase del duelo en la que se esté". Son, en definitiva, pistas valiosas que nos ayudan a conocernos mejor.