Un reciente artículo publicado por la revista 'Scientific American' ha llamado la atención porque retrasa en unos 3.000 años la historia de uno de los mejores inventos de la humanidad: el besos en los labios. Hasta el momento se había tomado como testimonio más antiguo un relieve babilónico fechado en el año 1800 a.C. Pero ahora, el Dr.Troels Pank Arbøll, un experto en cultura mesopotámica de la Universidad de Copenhague, y la Dra. Sophie Lund Rasmussen, de la Universidad de Oxford, aseguran que hay muchas tablillas mesopotámicas de escritura cuneiforme en las que se registra el beso como una muestra de afecto romántico.
En términos prácticos es casi imposible comprobar si el beso en los labios como una caricia era practicada por especies anteriores a la nuestra, pero en 2017, Laura Weyrich, antropóloga de la Universidad Estatal de Pensilvania, descubrió la marca fantasmal de un parásito microscópico de 48.000 años aferrado a un diente prehistórico: una bacteria, Methanobrevibacter oralis, que todavía se encuentra en nuestra boca hoy en día.
Esto la hizo pensar que una de las rutas más normales para la transmisión de esa bacteria eran los besos. "Pudo haber sucedido una vez -afirmó ante su descubrimiento- pero luego de alguna manera se propagó mágicamente, si el grupo de personas infectadas tuvo éxito. Pero también podría ser algo que ocurriera con más regularidad".
Evolución del beso
En cualquier caso, aunque hay indicios de que neandertales y homo sapiens tuvieron relaciones sexuales, es improbable que alguna vez sepamos si los besos formaban parte de ello. Por otro lado, muchos aseguran que el beso en la boca tiene un origen práctico ya que sería como las madres cromagnon alimentaban a sus hijos, masticando la comida y pasándoselas en la boca, como hacen los pájaros. Esto habría devenido en la muestra de amor que conocemos hoy.
Lo que sí podemos saber, según Pank Arbøll y Lund Rasmussen, es que mucho antes de lo que se pensaba. “En estudios anteriores se sugirió que la documentación más antigua era de la India, y la idea era que los besos se trajeron de la India a otras áreas en un proceso de difusión. Pero ahora que tenemos esta evidencia de Mesopotamia y Egipto, realmente no se puede hablar de un único punto histórico como origen de los besos".
Más allá de los primeros incidios, existe, según los investigadores, mucha mayor documentación que data de al menos 1.000 años de lo que se pensaba hasta la fecha. “En algún lugar antes del 2.500 a. C. comenzamos a encontrar estos textos mitológicos escritos, con narraciones sobre dioses y encantamientos. Es en estas narraciones que encontramos copulación y besos, lo que nos muestra claramente que la documentación más antigua está relacionada con un beso sexual”, indicó Arbøll. En efecto, en textos como los poemas homéricos o escritos como el Kamasutra, de s. III d. C., el beso pasional o sexual ya es la caricia que practicamos hasta el día de hoy.