Tener un problema puntual de erección, lo que en lenguaje coloquial se llama gatillazo, no tiene por qué ser sinónimo de disfunción eréctil. En Europa, más de 30 millones de hombres tienen algún grado de disfunción eréctil y esto aumentará a aproximadamente a 43 millones en 2029. Hasta el 80% de los casos con disfunción eréctil se deben a causas físicas o responden a una enfermedad subyacente. Sin embargo, para muchos hombres la causa de su disfunción eréctil también puede ser emocional como resultado de una mala gestión del estrés. Nada de esto tiene que ver con ese momento en el que la erección no se produce como se quiere, cuando se produce de manera aislada. Para saber más de este trastorno, hemos hablado con el doctor Francisco Gómez León, especialista en medicina sexual masculina (andrología) y experto en disfunción eréctil e impotencia.
¿Cuál es la definición de gatillazo?
Un gatillazo es la incapacidad para iniciar o mantener una erección de manera puntual. El gatillazo es episódico y no tiene una recurrencia en el tiempo.
¿Qué factores o causas pueden contribuir a que ocurra?
La mayoría de los gatillazos se deben a cuestiones psicológicas, debido al inicio de las relaciones sexuales y la existencia de una cierta ansiedad o nerviosismo en el momento de mantener esa relación. A nivel médico, en el caso de que haya alguna condición médica, puede significar el inicio de una enfermedad incipiente que afecte a la vascularización genital.
¿Cuál es su perspectiva profesional sobre la vergüenza asociada a este tipo de trastornos?
En el momento de la consulta por un gatillazo es importante explicar lo que significa realmente este evento y dar el soporte necesario a nivel psicológico para hacer entender que este fenómeno no ha de perpetuarse en el tiempo aunque, con posterioridad, se debe descartar posibles factores físicos y médicos. Pero insisto, el trabajo psicológico del paciente será muy importante a la hora de sentir esa seguridad en sí mismo cuando se exponga a las relaciones.
¿Cómo puede afectar a la comunicación de la pareja y a la aceptación y apoyo mutuo?
Tener un gatillazo tiene implicaciones a nivel de la autoestima del hombre, con respecto a la seguridad a la hora de abordar las relaciones sexuales. Muchos pacientes evitan hablar del tema y entran en una dinámica negativa que asocia cualquier relación sexual futura a la probabilidad de que este evento se repita y pueda perpetuarse el ciclo de presentación. Es tremendamente importante la comunicación con la pareja si este fenómeno se presenta, sobre todo hay que otorgarle la importancia que le corresponde y comprender lo que implica sin sobredimensionar el tema.
¿Algún consejo para afrontarlo con naturalidad?
Si se presenta un gatillazo, se debe afrontar de una manera natural, sin mucho juicio al respecto e, incluso, tomarlo de una manera jocosa; esa sería una manera práctica de que este fenómeno quede en lo que ha sido: un evento en el que la erección no se ha producido como queríamos que fuera.
¿Se pueden aplicar técnicas psicológicas o farmacológicas para superar este tipo de situaciones?
Lo importante en el caso de presentarse un gatillazo es que el paciente entienda la dimensión que tiene a nivel médico y psicológico; sobre todo, recibir soporte psicológico para que pueda exponerse de una manera placentera a las siguientes relaciones sexuales. En algunos casos podría ser necesario que el paciente reciba cierta terapia farmacológica, para que mantenga la percepción de seguridad de que el 'fallo' no se producirá en la siguiente relación sexual. A veces será importante esa vía de una manera limitada en el tiempo, haciéndole entender al paciente en todo momento esa finalidad última de instaurar ese tratamiento farmacológico.
¿Cómo se puede fomentar una actitud más abierta y comprensiva en la sociedad respecto a este tema?
La población masculina está sometida a un estrés muy importante con respecto a las erecciones porque, a nivel social, parece que sufrir un problema de erección puntual puede ser incluso un síntoma de poca masculinidad, algo que no tiene absolutamente nada que ver con la realidad. Los hombres están sometidos a un estrés situacional en el momento de tener una relación sexual porque, como sus órganos genitales son externos, a diferencia de la mujer, cualquier proceso relacionado con la falta de potencia o de erección, se les nota.