"Ya no puedo más", "no hay quien te aguante", "lo que antes me hacía gracia, ahora no lo soporto". Con una esperanza de vida que se sitúa en los 80,6 años para los hombres y 86,10 para las mujeres, cada vez son menos los matrimonios que comparten su vida de principio a fin. De hecho, la media de duración de los 97.960 divorcios, 4.280 separaciones y 100 nulidades del año pasado rondan los 16 años y medio.
Solo hay que echar cuentas y mirar a tu alrededor: te tocan más de una ruptura fijo. Así que la capacidad de reinventarse, también en lo emocional y sexual, es un valor cada vez más en alza. Es el caso de Salvador, de 64 años, que se divorció rondando la cincuentena y estuvo una época conociéndose mejor a través de varias relaciones con diferentes mujeres, hasta que "el cuerpo" le pidió una nueva relación estable.
"Me divorcié hace casi diez años, estábamos fatal mi exmujer y yo y al principio fue un drama. Pero pronto me di cuenta de que estaba mejor. Noté que nos empezábamos a gustar una conocida y yo y rápidamente eso me animó. Tener libertad para experimentar emociones nuevas, dejar atrás el sufrimiento y empezar algo de cero me pareció sano y divertido. No me lo esperaba. La primera vez que tuvimos relaciones fue impactante después de tanto tiempo, la verdad. Salimos unos meses hasta que se apagó la cosa sin más, ninguno le dio importancia y seguimos siendo amigos. No esperaba que hubiera muchas más oportunidades pero me sorprendió que era fácil congeniar con otras mujeres. En un momento dado estuve saliendo sin compromiso con dos a la vez. No sé si esto a alguien le puede parecer mal, no hablo mucho del asunto y si lo hago no le doy importancia. Ni tengo una gran necesidad ni me fío mucho de lo chismosa que es la gente. Y entre hombres me da la sensación de que es muy difícil hablar en confianza.
Pero bueno, después de tener así citas variadas en parte empecé a echar de menos la estabilidad y deseaba conocer alguien con quien encajar y solidificar una relación. Acabó siendo una compañera de trabajo, no de la misma sección pero del mismo edificio. Llevamos seis años juntos ahora y considero que es una relación muy sólida y formal. Conoce a mi familia y si no vivimos juntos es porque estamos cerca de todas formas, nos vemos cuando queremos, que es muy a menudo, y nos encontramos cómodos así".