Es la más conocida. La pastilla azul o “milagrosa”, la Viagra, un compuesto de sildenafilo que ayuda a los hombres frente a la disfunción eréctil. Gracias a ella, los hombres pueden mantener sus erecciones y de esta forma tener esas relaciones sexuales placenteras, que hasta entonces les habían resultado complicadas. Pero cuidado con su uso, es un fármaco más que no debes utilizar a la ligera. Así que consúmelo de forma responsable, siempre bajo la supervisión de un especialista. Y no olvides que pueden surgir contraindicaciones o tener efectos secundarios, tales como fuertes dolores de cabeza, que hagan que su consumo no sea del todo satisfactorio.
La Viagra es más reciente de lo que pensamos, apenas lleva 20 años en el mercado y en su momento se convirtió en una autentica revolución entre los hombres al ser un fármaco que les permitía mantener relaciones sexuales. Tras su surgimiento, han aparecido otras muchas pastillas de un uso muy similar, pero Viagra sigue siendo el método más reconocido entre los hombres para la disfunción eréctil.
El funcionamiento de esta pastilla es bastante sencillo. Se toma entre 30 minutos y tres horas antes de mantener relaciones sexuales, dado que su efecto puede tardar hasta una hora en manifestarse tras su consumo. El compuesto de la Viagra hace que se produzca una dilatación de los vasos sanguíneos, por lo que el flujo de la sangre del pene aumenta cuando el hombre consigue excitarse sexualmente, provocando una erección duradera y de calidad. Los expertos en urología recomiendan tomar dosis de entre 25 y 50 miligramos, aunque establecen que el consumo diario no puede exceder los 100 miligramos de ninguna forma.
Aunque la Viagra parezca la solución definitiva a la disfunción eréctil, no lo es para todos los hombres. Tiene una serie de efectos secundarios que se pueden manifestar o no. Entre ellos está visión borrosa, náuseas o trastornos digestivos. Pero el más frecuente de todos es el dolor de cabeza. Dado que a veces se puede prolongar, es importante detectarlo tras la ingesta de este fármaco y asociarlo a su consumo. Cuando se percibe que ocurre con demasiada constancia, se debe avisar al médico que te recetó la pastilla. En este caso, el especialista valorará si sufres alguno de los otros efectos secundarios, y si lo ve necesario, te establecerá otro tratamiento similar por vía oral pero con un fármaco distinto.
La importancia de contar con el respaldo y la recomendación de un especialista no solo tiene que ver con los efectos secundarios. En primera instancia el médico debe diagnosticar que efectivamente se padece disfunción eréctil y que se necesita un tratamiento. Tras ello, hay que valorar una serie de consideraciones dado que la Viagra no está recomendada para todos los hombres. En caso de que se padezcan alteraciones en la presión arterial, presentar enfermedades cardíacas o algún tipo de problema renal, no es recomendable su consumo.
La Viagra no es un medicamento que haya que consumir por cuenta propia. Existen una serie de contraindicaciones y pueden surgir efectos secundarios, como los fuertes dolores de cabeza que se deben detectar para dejar de tomarla hasta que el especialista valore si efectivamente debes suspender su consumo o no. Recuerda acudir siempre a él ante cualquier duda o problema, puesto que será quien mejor te pueda aconsejar y el que te recete un tratamiento adaptado a ti para superar la disfunción eréctil.