En nuestro país ha existido siempre una tradición nobiliaria muy arraigada, que para unos ha supuesto un freno en el avance de la sociedad, mientras que para otros tiene un valor histórico inigualable y supone un recuerdo vivo de la tradición de España.
El hecho de tener un título nobiliario no implica diferencia social y tampoco legal alguna con respecto al resto de personas, más allá de ser una distinción simbólica y/o honorífica. Tampoco se cuentan con privilegios fiscales, y en la actualidad, pueden ser concedidos a personas de toda índole más allá de pertenecer o no a la nobleza.
De hecho, el Rey puede conceder un título nobiliario a cualquier persona que destaque en cualquier ámbito de la sociedad, ya sea del mundo del deporte, la cultura, o la política. Por otro lado, la persona que recibe un título nobiliario, recibe además la distinción de ser Ilustrísimos Señores, mientras que los Grandes de España, que suelen pertenecer a las casas ducales, tienen asignado el tratamiento o distinción de ser Excelentísimos Señores.
Hoy en día, más allá de esta distinción en el tratamiento, actualmente la posesión de un título nobiliario no otorga ningún privilegio, al tratarse de una distinción meramente honorífica, según establece la Ley de 2006 sobre igualdad del hombre y la mujer en el orden de sucesión de los títulos nobiliarios.
Todos estos títulos mencionados, desde Marqués hasta Señor, se pueden conceder con o sin Grandeza de España. Además, existe el título de Caballero, también de origen medieval y que suele estar asociado a las órdenes militares o de caballería, entre otras.
Hay que dejar bien claro que los títulos nobiliarios son hereditarios y dicha herencia recaerá en el primogénito, ya sea varón o hembra, y su uso se extenderá a los consortes legítimos y a los cónyuges viudos mientras no contraigan nuevas nupcias.
Los títulos nobiliarios en España no se pueden comprar. Esto ya era una práctica increíblemente excepcional y mal vista, incluso en tiempos en los que ser noble servía para algo, y que siempre necesitaban el visto bueno del monarca de turno. Simplemente, no es legal. No hay ninguna vía más allá de que el rey te otorgue un título para que la nobleza se pueda adquirir de forma no hereditaria.
Otra opción sería hacer méritos ante el Papa para que te conceda un título nobiliario pontificio. Estos sí que no son hereditarios, y el Papa los puede conceder como le venga en gana. Son puramente simbólicos y no conllevan privilegios ni tierras. La última opción es comprar un título extranjero, pero eso es terreno de timos en Internet.