Durante meses tomamos nota de esos hoteles que nos recomiendan o que se enclavan en lugares idílicos para las vacaciones. Normalmente se salen de nuestro presupuesto, que tiene que repartirse en muchas otras partidas como los trayectos, las comidas, las visitas... En Uppers hemos recopilado los trucos sobre cómo ahorrar dinero al reservar el alojamiento antes del viaje. De este modo, incluso podría caber la posibilidad de alargar la estancia.
Hay diversas estrategias para conseguir los mejores precios de los hoteles o apartamentos tanto en territorio nacional como en el internacional. Ya no solo se dispone de webs especializadas en viajes, sino que hay varias aplicaciones que funcionan muy bien y comparan los precios de alojamientos concretos para las mismas fechas de todas las agencias.
También está la opción de llamar a ese lugar elegido para pernoctar o contratar la estancia en su propia página web. A veces ofrecen mejores descuentos por reservar directamente con ellos.
Lo que muchos cliente desconocen es que la mayoría de cadenas hoteleras y de vacaciones hacen fluctuar sus precios en función de sus habitaciones disponibles y la demanda. Además, en estos precios también influye ya no solo la temporada alta, media o baja, sino los días concretos de la semana, si es sábado o domingo o si es festivo.
Por otra parte, el portal financiero NerdWallet que opera en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, el año pasado publicó un estudio sobre los precios de los hoteles. Entre 2019 y 2021 se analizaron más de 2.500 tarifas y sus distintas fluctuaciones a lo largo de esos tres años. Una de sus principales conclusiones fue que a los clientes les constaba un 13% menos reservar una habitación 15 días antes de su llegada al establecimiento que si lo contrataba con cuatro meses de antelación. Según NerdWallet, tal ahorro supondría de media un ahorro cercano a los 30 euros por noche y por viajero.
Otra de las conclusiones del estudio determinó que en el caso de los hoteles de lujo ese ahorro en las reservas del último momento ascendía de media a un 22% si se contrataba la estancia solo dos semanas de antelación a la fecha de inicio de las vacaciones.
Por otro lado, el estudio dejaba claro que estos descuentos eran genéricos y una media y que en ningún caso eran extrapolables a todos los hoteles analizados. Además, es evidente que en los lugares de mayor demanda y en temporada alta esperar tanto para contratar alojamiento implica el riesgo de quedarse sin habitación. Con lo cual, en estos casos al final resulta más “rentable” para la tranquilidad del viajero ser previsor.
Sin embargo, hay otras formas de reducir la factura del lugar donde se pernocta durante las vacaciones. La primera es no viajar en temporada alta ni contratar la llegada al hotel un viernes o un sábado. Ambas posibilidades son bastante complicadas de cumplir para la mayoría ya que es difícil cogerse días en el trabajo entre semana y menos aún quince seguidos fuera de los meses de verano, Navidad o Semana Santa.
Una segunda posibilidad es limitar al máximo los servicios contratados durante el alojamiento. Por ejemplo, no incluir el desayuno si solo se toma un café por la mañana y consultar si el gimnasio o el spa suponen un plus en el precio. Por qué pagar de más cuando no se van a utilizar estos servicios.
La tercera vía de ahorro, principalmente en las ciudades, es barajar las distintas opciones de alojamiento: elegir un hotel de negocios que son más funcionales que los turísticos y de precio inferior, decantarse por otros establecimientos rurales o con encanto… Incluso apostar por el intercambio de casa y que la factura de la estancia no suponga ningún coste.