Si te decimos que existe un lugar donde una cascada de agua limpia y cristalina cae sobre una piscina natural de aguas calmas de un increíble color turquesa, creerás que estamos hablando de algún paraíso caribeño, de un recóndito paraíso de Bali o del secreto mejor guardado de las Maldivas.
Sin embargo, este paraíso existe tal y como te lo contamos, mucho más cerca de lo que crees. No tienes que coger el avión ni reservar costosísimas experiencias viajeras. Pero, como todo paraíso, está algo escondido. Tendrás que tener cierto sentido de la aventura para llegar hasta él.
La comunidad valenciana es conocida internacionalmente por sus playas y su oferta turística. De hecho, Valencia, a lo largo y a lo ancho de sus fronteras, es uno de los lugares favoritos de los europeos para pasar sus vacaciones.
La rica gastronomía (imposible olvidarse de la paella y de todos sus arroces) y su oferta cultural hacen el resto. Pero también hay una Valencia de interior en la que hay auténticos santuarios de la naturaleza.
Existe una ruta digna de visita en la provincia de Valencia, un recorrido de unos cinco kilómetros aproximadamente que se inicia desde el merendero de Zagra y que sirve para conocer la antigua piscifactoría de la Tosquilla, en Titaguas, y la cascada de Bercolón, ubicada ya en término municipal de Tuéjar, ambas poblaciones en el interior de la provincia de Valencia, cercanas a Cuenca. La cascada empieza a ser muy conocida fuera de su término municipal, como muestra el IG de Cristian Delgado.
El Barranco de Bercolón se encuentra a unos diez kilómetros del casco urbano, siendo una de las cascadas más bonitas de la Comunidad Valenciana. La parte superior del barranco es bastante abierta, excepto una pequeña garganta con dos pozas que llevan al rappel más alto, de 28 metros.
La parte inferior esconde un tesoro fabuloso: un puente de roca natural bajo el cual encontramos una poza a la que puede descenderse en rappel desde una cascada y a la que podemos saltar desde varios sitios, convirtiéndose por su espectacularidad en un auténtico paraíso donde bañarse en sus frías aguas o practicar actividades de aventura como barranquismo o espeleología.
Además, el paraje en si mismo es espectacular: antes de llegar al barranco, el viajero, que no podrá acudir en coche por lo escarpado del terreno (hasta los 4x4 tienen algunas dificultades), podrá admirar un bosque de pinos y de otros ejemplares de bosque mediterráneo de gran valor ecológico.