Si has decidido aprovechar para organizar una escapada de varios días con tus familiares o amigos, seguro que has buceado por internet en busca de un buen hotel o apartamento en el que alojarte. Pero ¿y si te dijéramos que en esa misma página en la que puedes reservar un castillo con el que poner disfrutar de unos días de descanso?
A principios del pasado mes de junio, la famosa plataforma de alquileres turísticos Airbnb presentó una nueva iniciativa para potenciar el turismo cultural, una rama que en los últimos años ha experimentado un importante aumento de demanda. Bautizada como ‘Casas Históricas’, este nuevo programa tiene el objetivo de ayudar a los turistas a encontrar alojamientos de carácter histórico e incluye cerca de 20.000 anuncios distintos repartidos en cinco países distintos: Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España.
En nuestro país, el interés en este tipo de alojamientos ha experimentado un notorio crecimiento en los tres últimos años, siempre según los datos de la plataforma. En concreto, los registros de Airbnb señalan que en 2021 la reserva de espacios históricos en nuestro país ha experimentado un 34% con respecto a los datos de 2019, siendo Extremadura, Cantabria, Galicia y Aragón los destinos más populares para este tipo de turismo, al haber aumentado su número de reservas un 50% en estos tres últimos años.
A pesar de la popularidad de estas cuatro comunidades autónomas, en nuestro país se pueden encontrar alojamientos históricos en prácticamente cualquier región, incluso en aquellas en las que predomina un tipo de turismo más costero. De hecho, según los datos de la plataforma, España acumula cerca de 2.000 anuncios de alquileres históricos, en los que podemos encontrar desde capillas reconvertidas hasta castillos con varios siglos de historia.
Una de estas ‘Casas Históricas’ de Airbnb es el Castillo medieval de Llaés, una construcción que se alza sobre la cima de la montaña de San Bartolomé, en el pequeño pueblo de Llaés (Girona), y que ofrece unas espectaculares vistas de todo el entorno natural de la zona.
Declarado Bien de Interés Cultural, este castillo fue construido en el siglo X como una fortaleza defensiva contra los sarracenos, pero hoy en día se postula como una opción turística muy interesante para disfrutar de un poquito de tranquilidad y disfrutar de la rutina y el estrés del día a día. Y es que tras su restauración, el castillo de Llaés ofrece a sus huéspedes todas las comodidades propias de un alojamiento del siglo XXI, aunque, eso sí, sin renunciar por completo a la magia de su pasado medieval.
Con capacidad para un total de 16 huéspedes, esta histórica construcción tiene ocho habitaciones, de las que cinco tienen cama de matrimonio y tres dos camas individuales, una sala de estar, un comedor, cocina, cuatro baños, un jardín y una terraza. El castillo mantiene, pese a las obras y el paso del tiempo, su fisonomía original, por lo que sus visitantes podrán disfrutar de su torre de homenaje, su patio de armas y de su recinto religioso, que cuenta con una zona ajardinada, un pequeño cementerio y una iglesia de marcado estilo románico conocida como Iglesia de Bartolomé.
Además de disfrutar del castillo, los huéspedes también podrán aprovechar su alojamiento para visitar las cuevas Bauma del Teixidor, la Baumassa y Bauma els Fleus, que se encuentran a unos tres kilómetros de la fortificación, así como para adentrarse en el cuello de Beví para acceder a la sierra de los Sopladores.
El precio a pagar por alojarse en el castillo varía según la época del año en la que nos encontremos, aunque en el mes de julio rondaba los 600 euros. Los huéspedes, eso sí, tiene la opción de alquilarlo por completo o de reservar tan solo un par de habitaciones.