La silueta del Toro de Osborne es uno de los elementos del paisaje español que más sorprenden y llaman la atención, sobre todo a los extranjeros que nos visitan. El caso del Toro de Osborne es una curiosidad de nuestro país, esta imagen fue primeramente un reclamo publicitario y por su fuerza e impacto, casi por decisión popular, pasó a ser parte del Patrimonio Cultural de España, con un valor añadido más allá de su función publicitaria.
La historia del Toro de Osborne se remonta a los años 50 cuando la conocida marca de brandy realizó la campaña de su producto. Comenzaron con cuatro siluetas de toros, diseño del pintor y dibujante Manuel Prieto, de Cádiz. Hoy en día hay 91 toros dispersos por el país. Y algunos más fuera de España. Andalucía (24), Castilla León (14), Castilla - La Mancha (13) y la Comunidad Valenciana (11) son las comunidades con más muestras.
Están en las carreteras de todas las comunidades autónomas de forma natural excepto en Cantabria, la Ciudad Autónoma de Ceuta y el polémico caso de Cataluña. En los últimos años, Murcia y Melilla han incorporado el Toro en sus carreteras por petición popular. Existen, además, casos curiosos como el pueblo de Huerta del Rey, en Burgos, donde los vecinos a petición popular decidieron instalar un toro en lo alto de la montaña que domina el pueblo castellano.
Sin embargo, la mítica valla del Toro de Osborne está presente en más países. En concreto, son tres los que cuentan con un solo ejemplar. En Dinamarca, se puede encontrar en el Superkilen Park de Copenhague, capital del país danés. En México, la carretera que une las ciudades de Veracruz y Córdoba cuentan con una valla de Osborne promocionando el brandy Veterano. Por último, también hay una valla en un bosque de la región Echigo-Tsumari, en la prefectura de Niigata (Japón). ¿El objetivo? Promover la diversidad cultural.
Hace más de 60 años Osborne encargó a la agencia Azor una valla para publicitar en las carreteras su brandy Veterano. El diseñador Manolo Prieto creó entonces (1956) el diseño de un toro que se integrara en el paisaje.
En los siguientes años, José Antonio Osborne y José Luis Gómez Bermúdez recorrieron las carreteras españolas buscando emplazamiento para los más de 200 Toros de Osborne que se colocaron. La primera valla publicitaria se colocó en 1957 en Cabanillas de la sierra (Madrid), medía 4 metros de altura y estaba fabricada en madera. Debido a su desgaste por la climatología, en 1961 se fabricó el primer toro en chapa metálica, con 7 metros de altura y desapareciendo los cuernos blancos del diseño inicial.
En 1962 se publica un decreto ley que delimita la publicidad en los márgenes de las carreteras. Este decreto obliga a retirar 20 metros toda la publicidad. A raíz de este decreto la valla de el Toro de Osborne pasa de medir 7 metros a medir 14 metros. Años más tarde, en 1974 se publica otro decreto que obliga a retirar la publicidad hasta 50 metros, por lo que los Toros de Osborne son reubicados.
Finalmente, en 1988 y tras la aprobación del reglamento de carreteras, queda prohibido realizar publicidad en cualquier lugar visible desde carreteras y arcén. Estas son salvadas gracias a la presión social, ejercida por ciudadanos, artistas e intelectuales, y a una Sentencia dictada por el Tribunal Supremo en 1997 que “indulta” a El Toro de Osborne, entre otros motivos, por estar integrado en el paisaje español.
La Fundación Osborne es en la actualidad la que vela por la imagen y el cuidado del toro de Osborne en cada una de sus ubicaciones, siendo todo un símbolo que ha servido de inspiración a muchos artistas.