Subirse a una tirolina es lo más parecido a volar sin viajar en avión; el mundo se extiende ante ti bajo un prisma increíble sin el ensordecedor ruido de un motor, siempre que no estés de los nervios ante semejante aventura. A medida que se avanza colgado de un cable se incrementa la velocidad, más aún en la tirolina más rápida construida hasta el momento. En Uppers lo hemos experimentado y vamos a contar dónde está la tirolina más rápida del mundo.
El lugar no podía ser más idílico. Se encuentra cerca del pueblo de Fiscal en el Pirineo de Huesca, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, de modo que el artilugio ha tomado prestado el nombre: Tirolina Ordesa Pirineo. Aquí se vive una doble experiencia porque primero hay que llegar hasta el punto exacto desde el que arranca el cable. Para ello se asciende en un vehículo con tracción a las cuatro ruedas, un trayecto preciosos para contemplar las principales cumbres del Parque. Una vez en la cúspide de la tirolina, el cable se extiende durante dos kilómetros valle abajo en línea recta desde una impresionante altura de 400 metros. Tal como presumen en la misma web, se trata de la misma altura que alcanza el edifico del Empire State de la ciudad de Nueva York en Estados Unidos. A medida que se avanza esa altura se va suavizando gradualmente hasta casi tocar con los pies las copas de los árboles al final del recorrido. La pendiente media es de un 20%.
Realmente, a tal altura el hombre se percibe como un ser ínfimo e insignificante. También hace sentirse un privilegiado por tener la oportunidad de contemplar las montañas y ríos que se abren paso en esta zona tan bonita del Pirineo Aragonés. Cada persona es asegurada totalmente a un sistema que permite caer enganchado al cable. No implica el estrés o el miedo de una montaña rusa de un parque de atracciones. Es muy distinto.
Por un breve espacio de tiempo uno se ve solo, libre y en un silencio obligado porque la impresión corta la voz cortada o, al contrario, provoca un chillido para liberar la tensión de esa revolución emocional. Los brazos quedan libres de modo que se pueden extender para imaginar que son alas y volar. Otra opción es pegarlos al cuerpo y simular un cohete para coger la máxima velocidad. El diseño de la catenaria y del sistema de anclaje al cable posibilitan que cada uno elija cómo llegar a la estación de frenado: en posición sentado como tumbado. Teniendo en cuenta todas las tirolinas existentes en Europa, esta es la más completa si se consideran las vistas, el desnivel, la velocidad y la distancia.
En junio de 2021 quisieron demostrar al mundo que la Tirolina Ordesa Pirineos es la más rápida del mundo y así quedó registrado en el Zipline World Records por la compañía Official World Record. La velocidad que se alcanzó fue de 189 kilómetros por hora. El paracaidista profesional Rafa García, que tuvo la responsabilidad de rebasar los límites, se metió en un traje de mínima resistencia al aire, se colocó un paracaídas de frenado y bajó veloz atravesando Ordesa a 189 kilómetros por hora. Consiguió superar en más de 15 kilómetros el anterior registro que ostentaba una tirolina italiana con 172 kilómetros por hora.