Ni siquiera durante el verano dejamos de hacer listas. De destinos que nos han recomendado o sobre los que hemos leído, de restaurantes y locales que visitar en las vacaciones o de planes que hacer durante estas semanas estivales. La más esperada, para la mayoría, se repasa con la maleta abierta, encima de la cama e introduciendo en esta todo lo necesario para disfrutar de unos merecidos días de descanso. Pero hay una serie de cosas que también deberíamos recoger en una lista y que no tienen tanto que ver con el equipaje: la de todo lo que debemos tener en cuenta en el país de destino al que nos dirigimos. Y hay una que suele pasar desapercibida: ¿puedes tener problemas por llevar tatuajes a la hora de viajar?
Tener la documentación en regla, estar atento a si existen todavía restricciones derivadas de la pandemia por coronavirus, atender a las temperaturas a las que estaremos expuestos son algunos de los 'checks' más típicos antes de partir. Pero si nos dirigimos a algunos destinos concretos, generalmente aquellos pertenecientes a culturas no occidentales, es deseable tener en cuenta algunas costumbres locales, para evitar situaciones incómodas que se pueden generar debido al mero desconocimiento.
Lleva tatuajes es una práctica totalmente normalizada en España y en los países de nuestro entorno, y cada vez más transversal, que ya no se reduce exclusivamente a ciertas tribus urbanas o ciertas franjas de edad, como ocurría anteriormente. Estamos tan acostumbrados a su omnipresencia que ni reparamos en ellos, generalmente. Pero esto no sucede en todas partes: existen territorios en los que no solo no son habituales, sino que hemos de tener cierto cuidado si queremos pasar unos días en ellos y evitar problemas por tener algún diseño tatuado en nuestra piel.
Esta es la lista de países en los que podrías tener alguna complicación por llevar tatuajes:
Durante el siglo XIX, en el país nipón se prohibió la práctica del tatuaje, por lo que este ha estado irremediablemente asociado a delincuentes y mafias como la yakuza. Hay muchos lugares públicos en los que no se permite su entrada a personas con ellos, así como algunas piscinas, gimnasios y hasta ciertas tiendas y bares.
En estos países asiáticos el tatuaje está generalmente aceptado, salvo en un caso concreto: aquellos que muestran imágenes o representaciones de Buda. La figura sagrada en estas culturas supone que llevarlo como adorno en la piel sea visto como algo irrespetuoso. Se han registrado casos de intentos de deportaciones a turistas que los lucían, especialmente en zonas inferiores del cuerpo como piernas o pies, las menos sagradas para el budismo.
Algo muy similar sucede en territorio tailandés. Allí, pese a la buena reputación de los tatuajes en general, una ley prohíbe expresamente que se pueda utilizar la figura de Buda como adorno corporal de tinta.
Pese a que no es una práctica demasiado bien considerada, la república islámica no ofrece problema alguno en el caso de los hombres tatuados. Sí lo hace con relación a las mujeres: estas deben mantener discreción sobre los mismos, evitando que puedan ser vistos en público, y ciñéndose a los códigos islámicos de vestido.
No gozan de mucha popularidad los tatuajes en Emiratos, donde una fatua los considera una forma de daño autoinfligido. Deben ser retirados para acceder a determinados puestos, como la policía o el ejército. Los turistas que los lleven en sitios visibles serán mal considerados socialmente.
El país otomano prohibió en 2014 los tatuajes y otros adornos corporales como las perforaciones en las escuelas. Pese a ello, son prácticas populares entre la juventud turca, especialmente en los sectores y regiones más occidentales, por lo que no debería haber problema por mostrarlos, salvo en contextos muy fundamentalistas.