España puede presumir de contar con una amplia variedad de pueblos" de enorme encanto. Ya sea por su patrimonio histórico y cultural, por la tranquilidad de sus montañas o por la belleza de su costa, en nuestro país podemos encontrar multitud de rincones en los que disfrutar de una escapada al margen de los ruidos y ajetreos de la gran ciudad.
Lo que pocos saben, sin embargo, es que en España se encuentra la reserva de oro más grande de toda Europa, y que esta se encuentra, precisamente, en uno de los pueblos más bonitos de la península. En concreto, en Tapia de Casariego, una localidad asturiana de aproximadamente 3.800 habitantes y que se encuentra a poco más de una hora de Gijón.
Con un fuerte carácter marítimo y un pasado ballenero, Tapia de Casariego es una villa que destaca por su impresionante puerto, sus casas de estilo marinero y por sus playas, donde se pueden encontrar tanto enclaves tranquilos como otros más salvajes. La villa, bañada por el Cantábrico, se ha convertido en un enclave de enorme interés para los turistas, especialmente entre los aficionados al surf. De hecho, su playa de Anguileiro, la más frecuentada de toda la villa, acoge anualmente una de las pruebas del circuito del Campeonato del Mundo de surf.
Los turistas que viajen al pueblo, además, también podrán disfrutar de algunos monumentos de su arquitectura popular, entre los que destacan la iglesia parroquial de Tapia, el palacio de Cancio y la plaza de la Constitución, que acoge la sede del Ayuntamiento. Pero más allá de los encantos que Tapia de Casariego puede ofrecer a sus visitantes a simple vista, la villa también alberga importantes tesoros bajo tierra.
A tan solo tres kilómetros del centro de la villa, Tapia de Casariego esconde uno de los yacimientos de oro más grandes de todo el mundo.
Tal y como señalan desde Turismorural, el sitio especializado en turismo, alojamientos y hoteles rurales en España, la mina de oro ubicada en Tapia de Casariego podría albergar hasta 30 toneladas de este preciado metal, lo que la convertiría en la más grande de toda Europa si se excluye a Rusia de la ecuación.
Este yacimiento se ubica en las lagunas de Salave, unas concavidades artificiales nacidas de las excavaciones romanas que se hicieron en el yacimiento hace más de 2.000 años y que se esconden en un bosque de pinos y eucaliptos de gran vegetación por los que apenas pasa la luz del sol.
Las lagunas de Salave tienen unos metros de diámetro y una profundidad de hasta 30 metros. El oro que albergan permanece enterrado desde la época de los romanos, ya que, desde entonces, no ha podido desarrollarse con éxito ningún proyecto para su extracción, ya sea por problemas administrativos o por problemas medioambientales.
Este hecho podría, no obstante, cambiar de cara a los próximos meses, ya que la empresa española Exploraciones Mineras del Cantábrico (EMC) está trabajando en un proyecto para actuar sobre el yacimiento. Esta iniciativa tiene como premisa el respeto por el medioambiente, aunque para poder llevarla a cabo aún debe superar una valoración de impacto ambiental.
Entre los vecinos, la propuesta ha sido recibida con una división de opiniones entre los que creen que la extracción dañaría a otras industrias, como la pesca, la ganadería o incluso el turismo, y los que creen que podría ayudar a generar empleo, mientras que los ecologistas se muestran contrarios a ella. Habrá que ver, no obstante, en qué queda la cosa.