La tragedia del avión uruguayo que se estrelló el 13 de octubre de 1972 en las profundidades de los Andes dejando varados en la nieve a los supervivientes durante 72 días en los que se vieron obligados a recurrir a la antropofagia ha dado para muchos libros, documentales y películas, entre ellas la popular '¡Viven'! de Frank Marshall de 1993. Sin embargo, Juan Antonio Bayona aún creía posible volver a contar la misma historia como nunca antes se había contado. Es lo que propone en 'La sociedad de la nieve', cinta basada en el libro de Paolo Vierci con la que se clausuró el último Festival de Venecia, poniendo de acuerdo tanto a la crítica como, y esto era más difícil, a las personas que sufrieron aquel accidente y aún viven.
Para Bayona, casi más importante que rodar la que ya es una de las películas más espectaculares del cine español, era no fallar a los supervivientes. Por ello se reunió con todos y tomó nota de sus testimonios para ser absolutamente fiel a la historia. 45 personas iban a bordo del Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya, cinco tripulantes y 40 pasajeros, la mayoría jugadores del equipo Old Christians y sus familiares. 29 no regresaron a casa. Unos murieron en el accidente, otros durante el tiempo que transcurrió hasta el rescate. Solo 16 sobrevivieron. Y 14 siguen hoy con vida.
Tras la tragedia de los Andes, los supervivientes tuvieron que lidiar con la fama (proyectos para escribir libros, invitaciones para contar lo vivido, portadas de revistas...) antes de seguir con sus vidas, aunque nunca olvidarían lo ocurrido en aquellos 72 días malviviendo entre horrores en medio de las montañas entre Chile y Argentina. Las autoridades les dieron por muertos y quedaron abandonados a su suerte en condiciones extremas, con temperaturas de 25 grados bajo cero. La sociedad de la nieve se conjuró para vencer todas las adversidades. Pero ¿quiénes formaron esta grupo y qué ha sido de ellos?
El más veterano era Javier Methol, que entonces tenía 36 años. Su mujer Liliana murió en los Andes, sepultada por un alud. Aquello fue un golpe durísimo que se sumó al terrible mal de altura que padecía. Sin embargo, era una persona muy conversadora y siempre dispuesta a levantar el ánimo a los chicos. Tiempo después de la tragedia volvió a contraer matrimonio. Tuvo 8 hijos y muchos nietos, y falleció en 2015, a los 79 años, por un cáncer. Antes había sido el fundador y primer presidente de la Fundación Viven.
Roberto Canessa era estudiante de Medicina y tenía 19 años. Asumió el papel de médico y prestó cuidados y ayuda a los supervivientes, aunque su fuerte carácter le hizo protagonizar varias disputas. junto a Fernando Parrado emprendió la caminata a través de la cordillera de los Andes durante 10 días en la que terminarían encontrando ayuda. Tras el Milagro de los Andes, se convertiría en un reputado cardiólogo infantil, fue jugador de la selección nacional de rugby e incluso incursionaría brevemente en política.
Nando Parrado tenía 22 años cuando se estrelló el avión. Sufrió una fuerte conmoción cerebral que le mantuvo inconsciente durante 4 días y medio. Cuando despertó tuvo que hacer frente a la muerte de su madre y posteriormente la de su hermana a causa de las heridas. A su regreso se dedicó al automovilismo, corriendo incluso en Le Mans, y después hizo carrera como presentador y productor de televisión y empezó a impartir charlas motivacionales.
Carlos Páez, hijo del artista Carlos Páez Vilaró, era el más joven de los supervivientes con 18 años. Él mismo reconoce que era un chico extremadamente mimado pero mostró gran fortaleza en la montaña, además de un carácter alegre. Después se hizo empresario, escritor, publicista y orador motivacional. También tuvo problemas con el alcohol y las drogas que le costó mucho dejar atrás.
Los otros supervivientes del Old Christians Club son Antonio Vizintín, que destacaba por su fortaleza física y después tuvo que enfrentarse a un divorcio y a la muerte de su segunda esposa; Gustavo Zerbino, que quedó casi ciego de por vida al quemarse los ojos con el sol y después dirigió un gran empresa química; Eduardo Strauch, que asumió un papel de liderazgo e incluso asumió la tarea de cortar la carne y después se haría un destacado arquitecto; Roy Harley, quien reparó un transistor para mantenerse al tanto de las noticias de búsqueda y tras el rescate se convertiría en ingeniero de éxito; y Bobby François, el más apático y sin instinto de superviviencia, posteriormente técnico y productor agropecuario.
Entre los supervivientes que no pertenecían al equipo de rugby figura Pedro Algorta, que tenía 21 años y apneas conocía al resto de sus compañeros de vuelo. Salió casi ileso del accidente, pero sufría amnesia y no recordaba que tenía novia en Chile. Hoy trabaja como consultor y orador, y en sus conferencias relaciona su experiencia en Los Andes con la resiliencia en las empresas.
Fue en el último momento para sumarse al vuelo Adolfo Strauch, primo de Eduardo Strauch, con quien asumiría buena parte de las decisiones e inventaría la máquina para derretir hielo y disponer de agua para beber. Hoy vive en el campo, donde explota su granja de ganado. El tercer primo Strauch era Daniel Fernández, quien solía templar los ánimos cuando se originaban pequeñas discusiones. Tras el incidente dirigió una importante empresa informática y tecnológica de Montevideo.
Tampoco pertenecían al Old Christians Álvaro Mangino, que se rompió la pierna izquierda -después nunca se la operó ni recibió otros cuidados- y tras el rescate trabajó en una empresa de calefacción y aire acondicionado; Ramón Sabella, que era uno de los supervivientes más débiles y después se hizo empresario de éxito; y Alfredo Delgado, que también sufrió heridas de gravedad en una de sus piernas y hoy es dueño de uno de los estudios notariales mas prestigiosos de Uruguay.
Por último, José Luis 'Coche' Inciarte fue de los que salió completamente ileso del accidente pero tras una avalancha se le gangrenó un pie y tuvo que 'operarlo' utilizando una cuchilla, lo que motivó que no pudiera caminar. Tras el rescate se convirtió en uno de los mayores productores de lácteos de Uruguay durante muchos años. Falleció el pasado 27 de julio de 2023 a los 75 años de edad.