Después del verano, el otoño es una de las épocas favoritas de muchos porque hay más de un puente que te permite viajar y tener unos días de desconexión del trabajo y de la rutina. Unos días de descanso que, además, te permiten descubrir nuevos destinos y paisajes que, hasta ese momento nunca habías admirado. Joyas escondidas más allá de las grandes ciudades o los pueblos más conocidos. Los pueblos con mayor encanto, y en ocasiones desconocidos, que pueden ser tu próximo destino. Te mostramos los 10 más bonitos según National Geographic.
Cádiz es uno de los enclaves más bonitos de España y entre sus pueblos esconde Olvera, la gran joya gaditana. Esta localidad es un espectacular mirador de la Sierra de Cádiz, pero no es lo único que ver. Además de su castillo o de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, pasear por su casco histórico y descubrir su pasado andalusí te dejará completamente prendado del pueblo.
De origen medieval, esta villa soriana está rodeada por una fortaleza que esconde calles de piedra empinadas que pueden transportarte unos siglos atrás, más aún si se tiene en cuenta que es una localidad pequeña, de unos 50 habitantes. Un lugar lleno de tranquilidad donde podrás desconectar del todo.
Esta aldea asturiana tiene todo para enamorar a los amantes de la paz y de la tranquilidad. Se encuentra en el Valle del Oso, completamente rodeada de impresionantes montañas, y en ella viven unas 40 personas, pues el camino para llegar hasta ella no es precisamente sencillo, la carretera no llegó hasta el siglo XX a ella.
Es conocido como ‘el pueblo de las mil caras’. El alcalde a finales de los 60 de esta localidad salmantina creó un archivo fotográfico con los vecinos que habían decidido quedarse y no emigrar a la ciudad. Un archivo que décadas después, gracias a un artista local, cobró vida en sus calles al reproducir las fotografías colocándolas en las fachadas donde vivía cada uno de ellos.
Alrededor de un monasterio fundado en el año 870 creció este pueblo muy cercano a Santander. Se trata de una localidad que conserva su espíritu medieval y la plaza que sigue estando presidida por su impresionante iglesia románica.
Sí, es el mismo pueblo que aparece en ‘Un invierno en Mallorca’, de George Sand, muy cercano a la Sierra de la Tramontana y una de las paradas obligatorias para todo aquel que quiera descubrir Mallorca a fondo. Sus calles empedradas y su patrimonio cultural la convierten en una de las joyas del interior de la isla.
Uno de los lugares más bonitos y representativos de este pueblo no es otro que el puente románico que permite el paso por encima del río que ayudó a que la localidad prosperara hace siglos. Sin duda es uno de los pueblos catalanes que mejor conservan su pasado medieval que te lleva en un solo instante varios siglos atrás.
Por su historia es uno de los pueblos más bonitos de todo Madrid, pero también llama la atención que, pese a contar con solo unos 2.000 habitantes, sea ahí donde se encuentra el Museo Picasso de Buitrago del Lozoya, un espacio en el que se encuentran 60 piezas de Pablo Picasso que creó durante su exilio en Francia.
El marrón con tonalidades rojizas de las paredes de las casas que contrasta con el verde de las puertas y las ventanas es lo primero que llama la atención de este pueblo con calles empedradas. Un lugar mágico por el que cada día pasan peregrinos del Camino de Santiago antes de emprender su tramo final.
Uno de los paisajes por excelencia de La Mancha. Sus 10 molinos que siguen en pie, y declarados Bien de Interés Cultural nos llevan directamente a las historias de Don Quijote. Unos molinos que, más allá de formar una estampa única, fueron esenciales para el desarrollo de la zona.
¿Sabes ya a dónde te vas de puente?