Disfrutar de la vida hay muchas formas de hacerlo y, en el momento de la jubilación, ya con todo el tiempo del mundo y prácticamente sin responsabilidades, es cuando muchos toman la decisión de descansar y, sobre todo, conocer todo aquello que durante años no han podido. Por eso empiezan a viajar y a recorrer esas partes del mundo que no han tenido la oportunidad de visitar. Es un poco el caso de Elva, una mujer argentina de 84 años que hace un tiempo tomó la decisión de dejar su casa atrás y cumplir su sueño: recorrer Europa.
Fue así como hace unos años, con 80, emprendió su viaje desde su casa en Córdoba (Argentina) a través de voluntariados para recorrer el viejo continente. Una aventura que ha ido retransmitiendo durante estos años a través de sus redes sociales con la ayuda de sus nietos, creando así una especie de álbum del que es uno de sus grandes sueños tras haber trabajado en una escuela como profesora y tener un taller de costura. "Nunca se es mayor para cumplir un sueño", es la frase con la abre sus redes sociales y la que reivindica.
En su momento pudo hacer su primer viaje a Europa con dos de sus nietos, sin embargo, se quedó con tantas ganas de más que en 2019 se embarcó en el viaje de su vida. “Siempre soñé con viajar, pero no se pudo. Ahora tengo la oportunidad y no la quiero perder”, decía entonces.
Italia, España, Reino Unido… Elva ha tenido la oportunidad de viajar por muchos de los rincones mas espectaculares del continente, aunque uno de sus favoritos es el mar Mediterráneo, en el que tuvo la oportunidad de bañarse. “Fue una experiencia fantástica. Caminar mar adentro es un viaje a tu interior. Ver ese atardecer es espiar el más allá. Fue como un viaje a otro mundo”, contaba.
Su historia ha recorrido el mundo entero hasta el punto de que una pareja de Brighton la invitó a quedarse con ellos una temporada a cambio de dar clases de costura a su hija. Allí estuvo poco más de un mes sin que le cobrasen nada. “Me llevaron a Londres, donde me trataron a cuerpo de rey”, recuerda. También estuvo en Mallorca, en una casa de jóvenes en la que preparaba el desayuno cada día y con lo que pagaba su estancia en la isla.
Así fue como estuvo meses recorriendo Europa, una experiencia que no cambia por nada del mundo y que aconseja a todos, también a los más reticentes a embarcarse en este tipo de aventuras, tengan la edad que tengan. “Para vivir bien hay que acordarse de que nos vamos a morir. Mañana no sé qué a pasar. Cuando me despierte y me vea viva haré planes. No tengo grandes proyectos, sueño con volver a Europa, pero no marco una fecha. Si voy, lo disfruto, y si me quedo aquí, también lo haré”, contó en una entrevista a La Nación.