Villafrechós: así es el pueblo vallisoletano del abuelo de Jeff Bezos

Villafrechós, rodeada de campos de cultivo como el de la lenteja pardina, se vacía como toda la España rural. Hace unos años, su alcalde Miguel Ángel Gómez Vaquero encontró una posible salida al incierto futuro de su pueblo gracias a los orígenes españoles de Jeff Bezos. En Uppers nos hemos acercado para conocer de cerca cómo es Villafrechós y cuál es la relación de Jeff Bezos con España y en concreto con este pueblo.

Un tranquilo día de 2011, Jeff Bezos se presentó a comer en un restaurante de Villafrechós junto a su familia, las niñeras y los guardaespaldas. El tercer hombre más rico del mundo con un patrimonio que ronda los 117.000 millones de dólares, por detrás de Elon Musk y Bernard Arnault, solo quería conocer cómo era el pueblo donde había nacido su abuelo paterno. Visitaron la pequeña localidad, el cementerio y a personas que se apellidaban Bezos para ver si tenían algún tipo de parentesco. Entonces, sin que nadie supiera quién era esa familia, el séquito se marchó del pueblo. Después, sus ciudadanos se quedaron con la boca abierta al enterarse de que les había visitado el creador de Amazon y empezaron a imaginar cómo podría cambiar su futuro si volviera o tan solo les cogiera el teléfono.

El padre de Jeff Bezos, Miguel Ángel Bezos, volvió a España en 2013 para recibir la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio como presidente de la Bezos Family Foundation. A la ceremonia, que tuvo lugar en el Museo de Escultura de Valladolid, acudió también el alcalde de Villafrechós, y a partir de esos días empezó a dar forma al proyecto con el que pretendía que esta pequeña villa remontara.

Cómo es la villa española de donde procede la familia Bezos

La localidad pertenece a la provincia de Valladolid, una ciudad a la que se llega en una hora en coche. Presume de su origen prehistórico, por los restos arqueológicos localizados en el Redondal (Camino de Villamuriel), pero eso no la salva de la pérdida de habitantes. Según el Instituto Nacional de Estadística en 2018 en Villafrechós había 505 censados y los datos de 2022 han reducido la cifra a 471 habitantes.

Los primeros documentos que hablan del lugar datan de 1038, que era conocido como "Villa Fructuoso". Fernando II de León en 1184 la repobló con habitantes de las aldeas cercanas cuyos ciudadanos construyeron tres iglesias, San Lorenzo, Santa María del Obispo y Santa María del Temple. Incluso años más tarde se construyeron más templos.

Hoy se conserva la Iglesia de San Cristóbal que cuenta con tres naves con arcos apuntados y un bonito altar mayor de estilo rococó. En 1406, Doña Urraca de Guzmán, señora de Villafrechós, cedió su palacio, donde en el siglo XII vivían los reyes, para fundar el Real Monasterio de Santa Clara. De estilo gótico, de tapial y ladrillo, con una sola nave y una cubierta de crucería estrellada, el convento aún conserva vestigios del antiguo palacio en su interior. En la villa también se construyó un castillo, como mínimo en ese mismo siglo XII, del que quedan parte de sus muros y los calabozos que después se convirtieron en bodegas y han sido recuperadas por uno de los restaurantes.

Villafrechós se hizo muy famosa por sus almendras garrapiñadas. Los lugareños tenían almendros y colmenas y empezaron a tostar los frutos secos con una fina capa de caramelo. Cuentan que Silverio Cubero Marqués y su esposa Paula Concejo Orduña llevaron sus almendras garrapiñadas a la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y fueron premiadas. El 29 de marzo de 1902, la reina regente María Cristina de Austria concedió a Paula Concejo el título de Proveedora de la Real Casa.

Actualmente, Villafrechós forma parte de la indicación geográfica protegida del Lechazo de Castilla y León y de la Lenteja Pardina de Tierra de Campos y, poco más, ya que sus famosas almendras garrapiñadas no han superado el paso de los años. Su alcalde asegura que el pueblo mantiene los servicios imprescindibles como un centro de salud y diversos comercios, pero es necesario que haya empresas que sirvan de palanca para la supervivencia económica de la zona, además de los tradicionales sectores ganadero y agrícola.

En realidad, por las venas de Jeff Bezos no corre sangre castellanoleonesa, porque su padre lo adoptó cuando tenía cuatro años. Jacklyn Gise tuvo a Jeff con 17 años, el 12 de enero de 1964 en Albuquerque, Nuevo México, y después se casó con Miguel Ángel Bezos, quien le dio el apellido al pequeño. El que nació en la villa de Villafrechós, el 12 de noviembre de 1906, fue el abuelo de Miguel Angel, Salvador Bezos, quien emigró a Cuba en busca de un futuro mejor e hizo posible que se entrelazara la historia en ambos continentes. Según los registros, la familia Bezos llegó a la villa hacia el año 1700.

El proyecto para situar Villafrechós en el mapa mundial

Cuando el alcalde de esta pequeña villa y otros habitantes se percataron de los lazos que les unían con uno de los hombres más ricos del mundo decidieron ponerse manos a la obra y buscar soluciones para tejer un nuevo futuro. Diseñaron un parque temático que podría llamarse Bezos Origen que aspiraba a festejar los 25 años que Amazon cumplió en 2019. Además, incluía un edificio autosuficiente con unas placas solares, torres eólicas y un sistema para el aprovechamiento del agua de lluvia que se dedicaría a la investigación.

Con ello se crearía empleo en la localidad tanto en su construcción como en su mantenimiento. El proyecto, en el que llevaban trabajando desde 2013, se lo dieron a conocer por carta al padre de Jeff Bezos para que fuera financiado por la fundación que preside. Sí se tomó la molestia de contestar e incluso mantuvo correspondencia con el alcalde, sin embargo, esas ideas para colocar a Villafrechós en el mapa y que fuera conocido por el mundo entero, no pasó el filtro.

También elaboraron el árbol genealógico de Jeff Bezos del que localizaron hasta cinco generaciones, le invitaron a dar el pregón de las fiestas del pueblo e incluso le ofrecieron un caserón de 1905. Si lo restauraba otras familias decidirían hacer lo mismo con sus casas, lo que supondría un nuevo aliciente para la supervivencia de la región. No recibieron respuesta y todo quedó ahí. A la localidad no le ha quedado más remedio que seguir pensando en cómo salir adelante, otras “pócimas” que supongan un empuje diferente a la agricultura o a la ganadería.