Más allá de las grandes ciudades, la España interior es la favorita de muchas personas que, a la hora de planear unos días de descanso, prefiere optar por pequeñas localidades frente a aquellas más bulliciosas y donde se concentra gran parte del turismo nacional. Pueblos en España hay muchos y de todo tipo, algunos de ellos en la lista de los más bonitos del país, en 2024 son cinco los que han entrado en esa lista. Sin embargo, hay otros que cuentan con peculiaridades que los hacen únicos, como el pueblo que se considera el único de España maldito al ser el único que ha sido excomulgado por la Iglesia Católica.
Se trata de un pueblo ubicado en Aragón, Trasmoz, que cuenta con una leyenda algo lúgubre que lleva arrastrando desde hace siglos. ¿Qué ocurrió para que Trasmoz haya sido considerado maldito durante años y hasta la Iglesia Católica lo haya excomulgado?
Situado a las faldas del Moncayo, Trasmoz era el único lugar de la zona que no pertenecía al Monasterio de Veruela en 1255, lo que provocó que sus enemigos aprovechasen cualquier cosa para difundir leyendas que relacionaban la localidad y a sus habitantes con las brujas.
Fue así como muchas personas de localidades cercanas empezaron a acusar a las curanderas de ser brujas y de realizar hechizos y dedicarse a la magia negra. Rumores que se extendían cada vez más y que pasaban de generación en generación hasta el punto de que en 1511, tras un problema de riego, el monasterio lanzó una maldición sobre el pueblo con el beneplácito del papa Julio II.
Sus leyendas se extendieron tanto que llamaron la atención de quienes se dedicaban a la literatura. Fue así como Gustavo Adolfo Bécquer se mudó durante un tiempo al Monasterio de Veruela en busca de aire puro para curar su tuberculosis y, además, disfrutar de esas leyendas que tanto le atraían y que quedaron plasmadas en su obra.
En la actualidad Trasmoz es un pueblo como cualquier otro. Con alrededor de un centenar de habitantes, la vida en sus calles es totalmente normal, hasta tienen su propia iglesia en la que se celebran actos como en cualquier otra. No obstante, no pierden su esencia de pueblo maldito y cada mes de julio celebran sus fiestas en la que eligen a una mujer a la que llaman bruja.