Para algunos es apenas un barrio, para otros una aldea, pero lo cierto es que los portales inmobiliarios lo ofrecen como pueblo. La primera referencia a este hoy despoblado puñado de casa se remonta al siglo XV, cuando aparece bajo el nombre de Mata Endrino. De hecho, todavía se encuentran en el lugar los enmarañados y espinosos arbustos de endrino con cuyos frutos se elaboraban mermeladas, jaleas y el famoso pacharán.
Se dice que hacia el siglo XIX Mata Endrino ya tenía 7 casas y a mediados del siglo pasado era habitado por unos 40 vecinos, la mayoría de ellos dedicados a la agricultura (sobre todo cebada, trigo y avena) y la ganadería (vacas y ovejas), como atestiguan los corrales que todavía pueden verse entre lo que fueran las casas. Todos ellos terminaron por abandonar el lugar mayormente debido a la falta de servicios y al abandono por parte del Municipio de Prádena, al que pertenecía. La última habitante de lo que ya se conocía como Matandrino dejó el pueblo en 1963.
El soleado y fértil valle que alberga Matandrino se encuentra a unos 50 kilómetros de Segovia y a 120 kilómetros de Madrid. Con una extensión de más de 4,000 metros cuadrados, y en este momento tiene un total 17 inmuebles, entre ellos un antiguo castillo, aunque de ellos solo quedan vestigios ya que lleva más de seis décadas en abandono. Roque Benito, su actual propietario lo compró al ayuntamiento a mediados de los 2000 con la intención de crear un Hotel Rural, una urbanización y hasta una plaza de toros. Nada de eso pudo realizarlo ya que la crisis de 2008 sepultó sus ilusiones casi tanto como las casas del pueblo. De resultas, Matandrino salió a la venta en 2021 por 100.000 euros, aunque a día de hoy el precio se ha visto elevado a 180.000, debido seguramente al interés de inversores.