Algo tienen las catedrales góticas que nos fascinan y nos impiden escapar a su encanto. De esa combinación de verticalidad, arcos apuntados, bóvedas de crucería y vidrieras policromas emana una cualidad mística que va más allá del cristianismo y, como decía Fulcanelli en 'El misterio de las catedrales', debe contemplarse como "una vasta concreción de ideas, de tendencias y de fe populares, como un todo perfecto al que podemos acudir sin temor cuando tratamos de conocer el pensamiento de nuestros antepasados".
Aunque hay numerosos ejemplos de arquitectura gótica en palacios, ayuntamientos y castillos construidos entre el siglo XII y el XVI, el estilo se ejemplifica mejor en las catedrales góticas que pueblan Europa. Y algunas de las más monumentales se encuentran en España, como la de Santa María de Toledo o la de Burgos.
Pero el templo gótico más grande del mundo es la Catedral de Sevilla. Su enorme tamaño, con una nave principal que se eleva a 42 impresionantes metros, le permite también ser la tercera iglesia de mayores dimensiones, tras la Basílica de San Pedro del Vaticano en Roma, y San Pablo en Londres.
Conocida también como la Catedral de Santa María de la Sede, este monumental edificio es el resultado de la suma de diversos estilos arquitectónicos que se entremezclaron a lo largo de los siglos, desde el arte islámico -del que sobreviven la Giralda y el patio de los Naranjos- hasta el gótico, renacentista y barroco, reflejo de la rica historia cultural y religiosa de la región.
Su historia se remonta al siglo XII, cuando el califa Abú Yuqub Yusuf manda construir una mezquita, cuyo alminar más tarde pasaría a ser la famosa Giralda. Ya en el año 1248, tras ser tomada Sevilla por Fernando III de Castilla, la mezquita pasó a ser utilizada por los cristianos como catedral.
No sería hasta el año 1401 cuando se decidió construir una catedral nueva desde cero para representar el poder y riqueza que entonces tenía Sevilla. Su construcción se extendió por más de un siglo, lo que justifica la influencia de otros estilos arquitectónicos, aunque el predominante es el gótico.
La catedral cuenta en su interior con cinco naves y múltiples capillas que albergan obras de arte de incalculable valor. Una de las más espectaculares es la Capilla Real, en la que se encuentra la imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad, además, de los restos de numerosos monarcas. Pero la gran joya es el retablo mayor, considerado uno de los mayores exponentes del gótico en el mundo. Se trata de un conjunto de 44 relieves y más de 200 figuras de santos elaborado en madera policromada en casi 400 metros cuadrados de superficie.
Sus diferentes naves albergan obras de arte y cuadros de algunos de los mejores artistas de nuestro país. Desde pinturas de Murillo, Goya, Alonso Cano o Francisco Herrera a esculturas de Pedro Roldán, Alonso Martínez, Juan de Mesa o Martínez Montañés. Igualmente, en el interior de la catedral también se puede visitar la tumba de Cristóbal Colón.