En la temporada alta del turismo de sol y playa, los municipios costeros se llenan de turistas nacionales e internacionales; encontrar un sitio para comer o cenar sin reserva puede ser un imposible y lograr un sitio en la playa para plantar la sombrilla es todo un reto. Desde hace unos años, el turismo nacional se ha convertido en un fenómeno de masas, atrayendo así a millones de personas a España y generando una fuente de ingresos bastante notable.
Según un estudio de Appinio sobre cómo se percibe el turismo de masas, el 43% de los encuestados españoles considera que el "turismo masivo" se ha convertido en un problema en España, un porcentaje que es algo más elevado entre los habitantes de las zonas costeras (47%). Por otro lado, los españoles que residen en municipios de montaña (41%) o de interior (40%) parecen estar algo menos preocupados.
El turismo masivo se podría definir como el tipo de turismo que se caracteriza por aglomerar gran número de turistas en un mismo lugar. Es un tipo de turismo al que todos pueden acceder y más ahora que viajar se considera una necesidad por delante de otros bienes. Por ello, muchas son las ciudades que han dicho basta al turismo de masas que está acabando prácticamente con la esencia única de los lugares.
Según Informativos Telecinco, la peculiar protesta a la que se han unido los vecinos de Málaga contra la cantidad masiva de pisos turísticos está muy presente en la ciudad. La protesta nació en redes sociales y avanza a pasos agigantados. Ahora el centro de la ciudad está inundado con pegatinas que mediante juegos de palabras, tienen un mensaje muy directo para los pisos turísticos.
Se ha trasformado el cartel que todos reconocemos cuando hacemos turismo nacional "Apartamento Turístico" en un mensaje que aprovecha estas dos iniciales (AT) para rescribir con enfado e indignación los siguientes mensajes: "Antes esta era mi casa", "Atentado turístico"... El objetivo es mensaje concienciar del daño que está causando a la ciudad este turismo a gran escala.
La ciudad Condal es la ciudad española que más visitantes extranjeros acoge en España, seguida de Madrid y Sevilla. No obstante, al convertirse en una atracción turística masiva, ha provocado también un efecto rechazo por parte de los barceloneses locales llamado turismofobia. Es algo también visible en la ciudad, con numerosas pintadas en las paredes de varios edificios donde se pueden leer frases como "Fuera los turistas", "No al turismo masivo" o incluso trampas en las playas catalanas por la masificación turística.
El Ayuntamiento de Barcelona ha ideado una estrategia para ayudar a los vecinos molestados por la masificación del turismo extranjero. Se trata de un plan llamado "Plan Clima Escola Barcelona" con el que se dotarán a todas las escuelas públicas de la ciudad con un sistema de generadores de energía para luchar contra los estragos del cambio climático. Gracias al impuesto turístico que se aplica en toda la ciudad se destinarán 100 millones de euros recaudados por esta vía para financiarlo. De esta forma, el gobierno local tratará de suavizar la percepción de los vecinos de la ciudad sobre el turismo extranjero.
La empresa Coordinadora anticapitalista de Manacor (Caterva) ha colgado una serie de carteles en calas de la isla con mensajes en inglés que prohíben el baño y otros en catalán que sí lo permiten. El objetivo no es otro que ahuyentar la llegada de ingleses a sus espacios. Una de las imágenes señala “beware of dangerous jellyfish” (cuidado con las medusas peligrosas). Sin embargo, más abajo, en pequeño, se puede leer “Playa abierta, ni guiris, ni medusas”.
Los carteles están siendo difundidos a través de redes sociales. La entidad ha manifestado que “la usurpación de las calas es sólo una expresión más de cómo el capitalismo utiliza una actividad económica como el turismo, llevada al extremo, para secar gratuitamente el territorio y para extraer el máximo de plusvalía de los trabajadores”.