El rol de los pilotos de avión en cualquier vuelo está profundamente ligado a la seguridad y la eficiencia en la operación de dichas aeronaves, y por ello no siguen las mismas normas que el resto de tripulantes de los aviones. Dentro de las numerosas regulaciones que deben cumplir, una de las más visibles es la política de apariencia, que generalmente incluye la prohibición de llevar barba. Esta norma, que puede parecer superficial a primera vista, está basada en importantes razones de seguridad, pero también en cuestiones operativas cruciales para la aviación.
La principal razón por la que los pilotos no pueden llevar barba está relacionada con la necesidad de usar máscaras de oxígeno en situaciones de emergencia. Las máscaras de oxígeno deben sellar herméticamente alrededor de la boca y la nariz para asegurar un suministro adecuado de oxígeno. Una barba puede interferir con este sellado, comprometiendo la efectividad de la máscara y, por ende, la seguridad del piloto y de los pasajeros, tal y como demostró un estudio realizado en 1987, que ha sido rescatado recientemente por IFL Science.
Dicho estudio encontró fugas de oxígeno del 16% al 67% cuando había una barba bajo la máscara. Esto es clave para cualquier persona en un avión, pero lo es más aún para los pilotos, ya que la responsabilidad y la actividad física hacen que se incremente la necesidad de oxígeno, y por tanto, en estas situaciones haya riesgo de hipoxia.
Según la normativa de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos y de otras autoridades aéreas internacionales, los aviones que vuelan a altitudes superiores a los 12,500 pies deben estar equipados con máscaras de oxígeno para la tripulación. Durante una despresurización de cabina, es vital que los pilotos puedan ponerse las máscaras rápidamente y obtener un sellado perfecto para evitar la hipoxia, una condición potencialmente mortal causada por la falta de oxígeno y que conlleva la pérdida de consciencia, lo que no se puede permitir en los pilotos..
Más allá de las razones de seguridad, la imagen profesional y la uniformidad son consideraciones importantes para las aerolíneas. Los pilotos son vistos como figuras de autoridad y confianza, y una apariencia uniforme ayuda a mantener esta percepción entre los pasajeros. Un rostro limpio y afeitado contribuye a una imagen de orden y disciplina, que son valores altamente apreciados en la aviación.
Además, los equipos de comunicación y otros dispositivos utilizados por los pilotos están diseñados para funcionar de manera óptima sin la interferencia de vello facial. Una barba puede causar incomodidad y también ciertos problemas de ajuste con los auriculares y micrófonos, afectando a la claridad de las comunicaciones, que son vitales para la operación segura del vuelo.
Aunque tradicionalmente las aerolíneas han sido muy estrictas con esta normativa, algunos estudios recientes han comenzado a cuestionar la necesidad absoluta de esta regla. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad Simon Fraser en Canadá encontró que no había diferencias significativas en la eficacia de las máscaras de oxígeno entre personas con y sin barba. Sin embargo, estos resultados aún no han traído consigo un cambio generalizado en las políticas de las aerolíneas, ya que la seguridad sigue siendo la máxima prioridad.
Eso sí, en algunos países y aerolíneas, especialmente fuera de los Estados Unidos, hay una creciente flexibilidad respecto a las barbas. Aerolíneas como Air Canada permiten a sus pilotos llevar barbas bien recortadas, siempre que no interfieran con el equipo de seguridad.
La prohibición de llevar barba para los pilotos de avión está profundamente enraizada en consideraciones de seguridad y profesionalismo. La necesidad de garantizar un sellado adecuado con las máscaras de oxígeno en emergencias, junto con el mantenimiento de una imagen profesional y uniforme, justifican esta normativa. A pesar de algunos estudios recientes las aerolíneas siguen priorizando la seguridad por encima de todo y no permite la proliferación barbil. Con el tiempo, podríamos ver mayor flexibilidad en estas políticas, pero por ahora, la barba sigue siendo un gran NO para los pilotos comerciales.