España es un destino de playa, ya sea verano o invierno, la costa española cuenta con miles de kilómetros de arenales donde perderse. Andalucía además de por su gente, su historia, su gastronomía y sus pueblos de interior se conoce también por la belleza de sus playas. Se trata de uno de los destinos más codiciados para desconectar unos días.
Las playas andaluzas son una verdadera delicia, y las hay para todos los gustos: extensas y recónditas, urbanas y salvajes, familiares y poco masificadas. La revista National Geographic ha seleccionado más de una veintena de playas anzaluzas por descubrir. Una de ellas es la playa de Matalascañas, que seguro que has oído hablar más de una vez por su peculiar nombre.
“Esta es una de las playas más populares de la provincia de Huelva. Con ambiente familiar, se trata de una extensa playa de arena fina y blanca con algo más de cinco kilómetros de extensión. Lo que la convierte en una de las más grandes de la Costa de la Luz. Está dotada con diferentes instalaciones y con un paseo peatonal desde el que observar la Peña, o también la Piedra, que sobresale en su orilla. Se trata de la antigua Torre de la Higuera, que se encuentra así desde el fuerte maremoto de Lisboa en 1755”, aseguran desde la revista.
Matalascañas es uno de los principales centros turísticos de la costa de Huelva. Pertenece al municipio de Almonte y es una localidad que combina su carácter costero, gracias a su famosa playa, además se trata del núcleo de población más cercano al Parque Nacional de Doñana.
Su cercaría al Parque Nacional Doñana, hace que su playa se una verdadera joya de la naturaleza. Más de cinco kilómetros de arena fina y blanca que se prolongan a ambos lados de la localidad. Es, sin duda, una de las mejores playas de Huelva, una referencia casi obligatoria para quien veranea en la costa atlántica andaluza.
Es una playa de arena blanca fina y, gracias a su tamaño, nunca da sensación de agobio o de estar muy llena. Tiene un tramo urbano, el más pegado a la urbanización, con servicios y excelente accesibilidad, mientras que a ambos extremos la playa es más natural y virgen, al encontrarse delante de los límites de Doñana y del Parque Dunar. Cuenta con un paseo marítimo muy agradable para disfrutar de la cercanía del mar o de una puesta de sol mirando al Atlántico.
Sin duda alguna una de las señas de identidad de esta playa es la Torre de la Higuera, una torre almenara que se erigía en la playa donde se encendía un fuego para lanzar un aviso. Hoy, la torre de la Higuera yace parcialmente en la orilla de la playa de Matalascañas. No se sabe muy bien qué derribó el torreón, aunque se cree que fue el terremoto de Lisboa de 1755.
Matalascañas se encuentra rodeada por el Parque Nacional de Doñana, una de las joyas naturales de España, hogar de miles de especies como el lince. El Parque Nacional de Doñana, declarado en 1969, es la mayor reserva ecológica de Europa y forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1994. Su principal característica es la gran diversidad que atesora. Es un enclave donde se juntan variados ecosistemas que sirven de lugar de paso y cría para numerosas especies, algunas en grave peligro de extinción como el lince ibérico o el águila imperial ibérica.
El Parque Dunar de Matalascañas recorre la costa desde la propia localidad hacia Mazagón. En total, unas 130 hectáreas de ecosistema árido que combina las dunas con la presencia de pinares frente al mar. Esta duna fósil se formó debido a una pequeña falla tras la que se depositaron sedimentos colonizados posteriormente por pequeñas plantas y pinos piñoneros, árbol muy habitual en todo el entorno de Doñana.
Una red de senderos permite recorrer el Parque Dunar y descubrir la flora y la fauna de este particular espacio natural. La ruta más tradicional es circular, mide poco más de seis kilómetros y recorre la mayoría de los espacios del parque.