Castilla y León alberga algunos de los tesoros más fascinantes de España. Pero además de los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, como el acueducto de Segovia, la catedral de Burgos o el casco histórico de Salamanca, en la región también hay lugar para joyas escondidas que merecen ser exploradas. Concretamente en la provincia de Soria hay un pueblo que destaca por esconder la mayor fortaleza califal de Europa.
Se trata del pequeño y desconocido pueblo de Gormaz, a 64 kilómetros de la capital soriana, en el que se encuentra una imponente construcción del siglo X. Fue levantada en un lugar estratégico durante el califato de Córdoba con el fin de consolidar el poder musulmán en la región y controlar la frontera con los reinos cristianos. Los vestigios que aún perduran en este imponente castillo se pueden recorrer libremente y disfrutar de las vistas de 360 grados que hay sobre las tierras sorianas por las que discurre el río Duero.
En su época de máximo esplendor en la edad Media, tuvo el reconocimiento de ser la mayor fortaleza construida en Europa. Entonces el bastión tenía 1,2 kilómetros de muralla protegida con 28 torres desde el cual se defendía la frontera de este territorio. En el alcázar -el último reducto defensivo del castillo-, se alojaban las personas notables. Una torre del homenaje señala la preeminencia de este espacio.
Aunque hoy en gran parte está en ruinas, su tamaño y el hecho de que la estructura original siga en pie permiten imaginar la grandeza que tuvo en su apogeo. Es probable que el castillo fuese construido sobre una fortaleza anterior, pero la mayor parte se hizo durante el Califato de Córdoba. Al parecer fue reconstruido por Gálib y estuvo bajo la autorización del general de los ejércitos del califa de Córdoba, al- Hakam II (961).
Desde entonces fue escenario de varias de las constantes batallas que libraron moros y cristianos en la península ibérica. Su posición estratégica ha sido muy valorada históricamente, por lo que ha pasado por muchas manos en el poder. Ha funcionado como residencia de ilustres personajes como el general omeya Gali, Almanzor o el Cid Campeador.
En la ladera del castillo está la ermita de San Miguel, de estilo románico y construida en el siglo XI, tras la reconquista cristiana de la región. Esta iglesia llama la atención por sus pinturas murales que, aunque deterioradas, siguen siendo de gran relevancia por su contenido simbólico y artístico.
Pese a su valor histórico, Gormaz y su fortaleza permanecen en gran medida fuera de los circuitos turísticos masivos, por lo que es el lugar perfecto para quienes busquen una experiencia que aglutine paisaje, arquitectura e historia.