El turismo rural ha ido ganando adeptos en los últimos años, especialmente entre el público español, que ha empezado a cambiar la playa por lugares de interior alejados de las ciudades en los que buscan paz y tranquilidad, pero también disfrutar de la naturaleza y de paisajes diferentes que no por ser de interior tienen que ser sofocantes o impedirte un baño refrescante. Localidades de este tipo, rodeadas de bosques, senderos, ríos, cascadas o pantanos hay muchas, pero hay un pueblo que está ganando cada vez más popularidad.
En la comarca catalana de La Garrotxa se encuentra Santa Pau, un pueblo de Girona que en los últimos años se ha ido abriendo al turismo donde cada año miles de personas lo visitan para admirar su belleza, pero también su valor patrimonial e histórico, además de que se encuentra en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa.
Pese a que ha ido ganando fuerza como destino turístico, aún no es tan conocido, por lo que sus calles no están masificadas y todo el que va encuentra el remanso de paz y la desconexión que busca en el pueblo de origen medieval que apenas cuenta con 1.500 habitantes.
Si por algo se caracteriza es precisamente por su patrimonio e historia, con un casco histórico perfectamente conservado que da lugar a agradables paseos entre sus calles y edificios empedrados que te transportan a otro siglo.
Y como en todo lugar, hay sitios clave que son imperdibles para cualquier visitante que se precie. Entre esos lugares está el Castillo de Santa Pau, que data del siglo XIII, un paisaje que ha vuelto famosa a la localidad. Además, también es conocida su Plaza Mayor, envuelta en ese estilo medieval que recorre todo el pueblo, o la Iglesia de Santa María.
Pero sin duda uno de sus mayores atractivos es que se encuentra en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, por lo que es un destino ideal para todos aquellos que quieren disfrutar de la naturaleza e incluso el deporte, ya que sus rutas de senderismo y ciclismo son de lo más populares al contar con paisajes espectaculares a lo largo de su recorrido.
Estando rodeado de volcanes una actividad que no se puede se puede perder es visitar alguno de ellos, entre los que destacan el de Croscat o el de Santa Margarida.