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El castillo mejor conservado de España que puedes recorrer por dentro

  • Este castillo se lo regaló a Isabel la Católica su padre antes de ser reina de Castilla pero se lo quedó su hermano Enrique IV

  • Se levantó sobre las ruinas de otros castillos del siglo XII y XIII y su puerta principal conserva el arco de ladrillo de la fortaleza primitiva

  • Los cuatro hoteles castillo en España en los que dormir como un rey

Al noreste de la provincia de Segovia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, se eleva el castillo mejor conservado de España que puedes recorrer por dentro. En Uppers nos hemos acercado a este enclave medieval, sito en la localidad de Cuéllar, por tratarse de un fiel testigo de la historia de nuestro país y que además atesora en su interior un ingente archivo con documentos que datan del siglo XII.

Cuéllar fue elegido por diversos grupos pobladores en la Edad de Bronce y hay vestigios de que en el siglo VIII a.C., en las cercanías de los terrenos que hoy ocupa el castillo, había una necrópolis, ya que se han encontrado restos de utensilios de cerámica y de hierro hechos a mano y de urnas cinerarias. Algunos historiadores dicen que estos territorios fueron conquistados por el general romano Tito Didio y que sus habitantes se vendieron como esclavos. Además el nombre de Cuéllar en latín significa “lugar de colinas”. Sin embargo, poco se ha encontrado de esos tiempos.

Cuéllar, un castillo convertido en palacio

Hay que avanzar hasta el siglo X en el que la documentación refleja que los condes de Monzón repoblaron la villa aunque también el rey Almanzor arrasó el lugar en nombre del Islam en ese mismo siglo. La historia del castillo de Cuéllar comienza en 1306, cuando los escritos relatan que se inicia la reconstrucción bajo los estándares del estilo gótico sobre unas edificaciones existentes datadas en los siglos XII y XIII. Ya terminado el castillo, en el siglo XV el rey Juan II de Castilla se lo cede a su hija Isabel que después, en 1474, se convertiría en Isabel la Católica.

Pero ella no será la propietaria sino que, diez años antes de coronación, su hermano Enrique IV se queda con la fortaleza y se la entrega a su valido Beltrán de la Cueva, el primer duque de Alburquerque. A partir de entonces a Beltrán de la Cueva le nombran Señor de Cuéllar e inicia las obras de reconstrucción, ya siguiendo los ideales del Renacimiento, que concluyen en el siglo XVI transformándose en un palacio.

El Castillo-Palacio de Cuéllar es la típica fortaleza desde la que se extiende un recinto amurallado defensivo para dar cobijo a las viviendas de los habitantes del pueblo de modo que quedan protegidos de los asaltantes. Las murallas están coronadas por almenas y actualmente se pueden recorrer por su pasillo superior o adarve. En 1931 tanto el castillo como sus murallas fueron declarados Monumento Artístico Nacional.

El trazado del castillo es rectangular y en cada una de sus esquinas se elevan cuatro torreones, tres de planta cilíndrica y el cuarto de planta cuadrada. Este último es el que sirve de entrada principal al interior a través de un gran arco de ladrillo en estilo mudéjar, una parte que probablemente se respetó de lo que era la fortaleza primitiva, y que se conoce como la Puerta de San Basilio. Sobre ella luce el escudo de Castilla y León con el emblema de Enrique IV, junto al de Beltrán de la Cueva y el de su primera esposa, Mencía de Mendoza, que era hija del marqués de Santillana.

Además, sobre este arco de ladrillo se construye una gran galería de madera y la fachada sur se decora con motivos geométricos realizados bajo la técnica del esgrafiado, que caracterizaban a las construcciones de Segovia. Igualmente, en los muros se abre un balcón con enormes ventanales para iluminar el salón de recepciones y el comedor y en el piso superior se construye otra galería renacentista con grandes ménsulas.

La torre que se eleva más al sur, la de Santo Domingo, tiene un interior abovedado y se utilizó como mazmorra o tal vez como capilla. Las dependencias que se construyeron mirando al patio interior del castillo son del siglo XVI. El ala sur se destinó a vivienda de los duques de Alburquerque, incluyendo un comedor y un salón de recreo y de recepciones iluminados por ventanales. Destaca también en la zona oriental del recinto la Sala de las Moras, caracterizada por una decoración morisca.

De palacio a cuartel, prisión y hospital

Hasta finales del siglo XVIII los propietarios del castillo fueron adquiriendo riquezas como obras de arte, cuadros, vajillas, tapices y armas pero todo se perdió cuando durante la Guerra de la Independencia se transformó en un cuartel para alojar a las tropas francesas y a las anglo-españolas. Entre los que vivieron en esa época dentro de los muros de la fortaleza de Cuéllar destaca Lord Wellington, mariscal de campo que dirigió las fuerzas aliadas y en 1812 fue nombrado general en jefe de todas las tropas españolas de la península Ibérica.

El desenlace de los acontecimientos hizo que el castillo se transformara en una cárcel en 1938 y continuó con esa función hasta 1966. En esos primeros años los presos eran políticos pero después empezaron a encarcelarse presos comunes y se destinó un espacio a funciones sanitarias porque se convirtió en sanatorio para los afectados de tuberculosis. Cuando dejó de funcionar como centro penitenciario el recinto quedó abandonado.

Los duques de Alburquerque, que seguían siendo los propietarios del castillo de Cuéllar, en los años 70 se lo cedieron al Estado. Tras llevar a cabo una rehabilitación de todas las estancias y de las murallas actualmente una parte del castillo lo ocupa el Instituto de Educación Secundaria Obligatoria Duque de Alburquerque de Cuéllar y otra la Oficina Municipal de Turismo.

Por otro lado, una de las cuatro torres se ha acondicionado para albergar el Archivo Histórico Municipal de Cuéllar y de la Comunidad de Villa y Tierra Antigua de Cuéllar. Así, además de todos los documentos que hacían referencia al castillo, se conservan otros fechados desde el siglo XIII hasta los años 50 que muestran quiénes eran los propietarios de parcelas, pinares, montes, dehesas y pastos y qué funciones tenían tales terrenos: maderera, resinera, ganadera o agrícola.

Entre toda la documentación que se conserva, la más antigua está fechada en 1184. Es una carta real que da fe de la compra del señorío de Perosillo por parte del rey Alfonso VIII a la villa de Cuéllar. El hecho condiciona el futuro del lugar pues tanto la villa como sus tierras entran a formar parte de los territorios de la corona de Castilla de modo que empieza a pasar de unas mano a otra en función de los intereses del rey. Precisamente, en los archivos hay documentos de la época medieval que reflejan como, aunque Cuéllar es una villa castellana, pasa a pertenecer al rey de Aragón Fernando de Antequera, a los infantes aragoneses o al rey de Navarra.

 El castillo y el archivo se pueden visitar pero es imprescindible hacerlo con una visita guiada que se puede contratar de antemano. Incluso los fines de semana se ofrecen visitas teatralizadas con representaciones de la vida diaria en un castillo en la época medieval y narran algunos de los episodios históricos que se vivieron en Cuéllar.