Una de las preguntas más comunes entre los amantes de la aviación es: ¿Por qué vuelan los aviones? Y es que, ¿cómo es posible que tamañas moles metálicas sean capaces de mantenerse en el aire? Para explicar el vuelo de los aviones, debemos tener en cuenta los principios básicos de aerodinámica, que son el peso, la sustentación, el empuje y la resistencia.
“El peso de la aeronave (la gravedad) tira el avión hacia abajo y lo mantiene en el suelo. La sustentación tira la aeronave hacia arriba y la mantiene en el aire. Pero sólo cuando la sustentación es mayor que la gravedad, el avión puede despegar. El empuje, a su vez, hace que el avión avance y la resistencia (fuerza contraria) lo frena. La interacción de estas cuatro fuerzas es un conocimiento muy complejo y la base de la construcción de aviones”, aseguran desde la escuela de pilotos Panamedia.
Se puede resumir, entonces, que los aviones vuelan gracias a la interacción de la fuerza de sustentación generada por las alas y el empuje proporcionado por los motores, lo que les permite superar la fuerza de gravedad y mantenerse el aire. Una vez surcando los cielos surge otra duda, ¿por qué los aviones no vuelan en línea recta?
Los aviones no vuelan en línea recta de un punto a otro por varias razones. No solo porque la Tierra es redonda, también existen las carreteras del aire, las aerovías que no vemos pero que los pilotos se saben de memoria, y además por una cuestión de seguridad, así las torres de control tienen vigiladas a las aeronaves.
Aunque todos tenemos claro el principio de Euclides: ‘La distancia más corta entre dos puntos en una línea recta’, la realidad es muy diferente. Las líneas geodésicas son las líneas que establecen la distancia más corta entre dos puntos sobre cualquier superficie, pero, has de saber que, no siempre son rectas. De hecho, depende de cómo sea la superficie en cuestión.
En un plano en 2D, como un mapa, las líneas geodésicas entre dos puntos cualquiera serán rectas. Pero, cuando hablamos de la Tierra que es redonda, la distancia más corta también estará redondeada. Por eso mismo uno de los motivos principales es el hecho de que la Tierra no es plana, y, por lo tanto, para ir de un punto a otro realmente no se haga a través de una simple línea recta. Cuando vemos un avión comercial en el cielo parece que vuela en línea recta, pero si lo ves desde arriba se observa lo que llaman ‘El gran círculo’ y se aprecia mejor que no es realmente una línea recta.
También existen las llamadas carreteras del cielo, otra de las razones por las que no se vuela en línea recta. Estas carreteras aéreas, invisibles para los ciudadanos, los pilotos se las conocen a la perfección y tienen con la norma que debe haber al menos 5 km de distancia entre aeronaves al acercarse unas a otras. Puede parecer una gran distancia, pero seguro que en alguna ocasión has ido volando y te has cruzado con otro avión que parecía estar al lado… pues lo cierto es que había un mínimo de 5 km de distancia entre ambos.
Además, todo vuelo programado tiene un plan de vuelo trazado antes de despegar y que puede variar por motivos climatológicos, el viento, el clima o las corrientes en chorro. Las corrientes en chorro son uno de los grandes factores para tener en cuenta, llegando a alcanzar velocidades superiores a los 322 km por hora, son un impulso añadido para el viaje que permite que las aeronaves alcancen su destino antes y generen un ahorro de combustible. También tienen en cuenta la ruta más corta, la curvatura de la tierra, el ahorro de tiempo y de combustible.
Los pilotos deben desviar sus rutas en los momentos en los que pueda haber turbulencias y tormentas para evitar un vuelo peligroso, así como consideran los vientos en altitud. Las aerolíneas planifican rutas que optimizan el uso del combustible y reducen costes, pero también deben tener en cuenta el espacio aéreo de cada país. Algunos países cuentan con restricciones, lo que obliga a algunos aviones civiles a evitar estas áreas. En otros casos, la imposibilidad de acceder al espacio aéreo de un país se debe al terreno montañoso, inhóspito o a una situación de guerra, que puede influir en la ruta de los vuelos.