Hay gente que se marca el momento de la jubilación como esa frontera a partir de la cual se dedicarán a hacer todo aquello que no han podido hacer antes por diversas razones. Viajar a destinos exóticos, comprarse una autocaravana, unirse a un voluntariado o escribir un libro. Y hay gente que decide no esperar y se lanza antes a cumplir su sueño. Es el caso Kelly Benthall y su marido Nigel, un matrimonio estadounidense de 53 años, que han dejado atrás sus trabajos en la industria petrolera en Texas para dedicarse a recorrer el mundo.
Se casaron en 2017 y ya entonces tuvieron claro que no iban a dejar herencia ni legado a sus seis hijos. Tomaron la decisión de alejarse de los lujos y dejar saldadas todo tipo de deudas, vendieron su segundo vehículo y contactaron con un asesor financiero que les ayudaría desarrollar una estrategia para estructurar sus ahorros de manera que pudieran vivir una vida de experiencias, libertad, descubrimientos y aventura, sin preocupaciones económicas.
A Kelly y Nigel no les remuerde la conciencia por su elección de prioridades. Según cuentan en 'Business Insider', ya invirtieron 25 años "en "darles a nuestros hijos una base sólida" para que cada uno de ellos pudiera comenzar a construir su propio futuro, "y ahora lo que nos queda es vivir para nosotros mismos”. Los vástagos, que viven entre EEUU e Inglaterra, aceptaron la decisión de buen grado: “Queremos mostrarles que no hay una sola manera de vivir. A veces hay que dar un salto y aferrarse a tus sueños”.
Finalmente, el matrimonio hizo las maletas el pasado mes de agosto y se embarcó en esta aventura. Comenzaron su viaje en Inglaterra, para después pasar a Croacia, Italia y España, donde pasaron semanas recorriendo las calles de Sevilla. Actualmente se encuentran en Mauricio, un paradisíaco país insular de África cercano a Madagascar.
Kelly y Nigel no se limitan a ejercer de turistas, sino que buscan integrarse a fondo en la cultura de los países que visitan, por lo que permanecen en cada lugar al menos 30 días. Así se sumergen realmente en la vida local. Disponen de un presupuesto de unos 5.700 euros al mes, pero sus gastos están cuidadosamente planificados para no quedarse sin dinero antes de tiempo.
“Vivimos como residentes, compramos en los mercados locales y cocinamos en casa. Gastamos unos 6.000 dólares al mes, pero lo hacemos con plena conciencia de lo que estamos invirtiendo en cada experiencia”. Efectivamente, en lugar de acumular objetos o propiedades, la pareja prefiere acumular vivencias. "No sabemos adónde nos llevará esta aventura, y eso es lo bonito", concluye Kelly, muy consciente de que el viaje mismo es el mejor destino.