El senderismo se convierte cada vez más en una de las prácticas más recurrentes entre los españoles. Eso de irse los fines de semana a la montaña y recorrerla hasta el último rincón tiene su encanto, pero desde luego tenemos una ruta espectacular a la que llegan caminantes de todos los lugares del mundo: el Camino de Santiago. Durante todo el año puedes encontrar cientos de peregrinos rumbos a la ciudad, aunque sin duda el otoño es una época especial para hacerlo, pues te libras del calor del verano y del frío del invierno, pero también tiene sus desventajas. Por eso te explicamos algunas de las mejores rutas y lo que debes tener en cuenta si estás a punto de calzarte las botas y la mochila.
El otoño no es como el verano. Sí, las temperaturas son más agradables y frescas y el paisaje es, posiblemente uno de los más espectaculares de todo el año. Y más allá de que el paisaje se tiñe de colores rojizos y marrones, lo cierto es que también te libras de las aglomeraciones, un punto a favor en estos momentos. Esto se debe a que la primavera y el verano son los momentos en los que más peregrinos se reúnen en las rutas, pero desde septiembre el número comienza a descender y hasta los albergues se ven mucho más liberados. Eso sí, algunos cierran, por lo que antes de salir infórmate de aquellos que están disponibles.
El momento más recomendable para hacer el Camino de Santiago en esta época es justo al inicio, entre finales de septiembre y octubre, pues una vez el otoño avanza, y más si hablamos de Galicia, el tiempo empeora, llega el frío y las lluvias, por lo que si hay algo que no puede faltar en la mochila es el chubasquero y ropa impermeable. No te olvides de algo de abrigo, que el fresco comienza a ser bastante intenso.
Con la mochila ya medianamente preparada toca pensar en qué ruta hacer y para ello hay que tener unos cuantos tips en cuenta. Lo primero es que, si vas solo, debes intentar hacerlo medianamente acompañado por otros peregrinos, ya que hacerlo solo es peligroso ante cualquier cosa que pueda ocurrirte. Lo segundo es que, como el clima es tan variable, es mejor elegir rutas más cortas de lo normal por si el tiempo se nos complica más de la cuenta.
Dicho esto, nuestra primera opción es el Camino Portugués, uno de los más famosos porque no es excesivamente largo, pudiendo salir desde el norte de Portugal o de alguna localidad gallega cercana a la frontera, como Tui. Es una ruta que se caracteriza porque, además de su parte rural y de interior, también cuenta con bastantes tramos cercanos a la costa que te permitirá admirar diferentes paisajes a lo largo de tu recorrido.
Desde las costas coruñesas antaño llegaban los habitantes del norte de Europa para peregrinar hasta Santiago, especialmente ingleses, de ahí que reciba el nombre de Camino Inglés. Es un tramo corto comparado con otros que puede salir desde ciudades distintas, como A Coruña o Ferrol. Su parte buena es que está perfectamente señalizado y no es una ruta muy frecuentada, por lo que no hay masificaciones. Eso sí, el problema viene en que no se dispone de todos los servicios que se querrían por su baja cantidad de albergues.
Y como siempre hay aventureros por ahí, el Camino Francés es ideal para esta época porque puedes recorrer gran parte del interior norte de España a pie. Un camino largo en el que se accede a España desde el pirineo francés para llegar a Santiago de Compostela. En esta ruta se encuentra un famoso acceso a Galicia, para lo que es necesario ascender a O Cebreiro y ya poner rumbo a los últimos días de peregrinación, que si se comienza desde Francia, el trayecto puede durar un mes, por lo que no es nada fácil.
Pero en definitiva el objetivo es el mismo: llegar a Santiago de Compostela y admirar su imponente Catedral. Miles de peregrinos se atreven cada año a hacerlo desde cualquier ruta, siendo el otoño un momento de baja demanda a pesar de los paisajes tan espectaculares que ofrece. Un momento, sin duda, inigualable para peregrinar hasta Santiago de Compostela.