Florida es famosa por albergar Disneyworld, por los torneos de tenis, por disponer en Miami de Art Basel, una de las ferias de arte más importantes del mundo, por ser la última morada de Gianni Versace y, ahora, por tener en sus límites The Villages, el lugar elegido por muchos de los mayores de 55 estadounidenses.
The Villages se ubica en el condado de Sumter y presume de un clima cálido, con una temperatura media entre los 25 y los 28 grados, que posibilita vivir prácticamente en el exterior. Si decidimos pasarnos por allí, el tiempo no será ninguna sorpresa y podremos disfrutar de un lugar pensado para facilitar la vida de los mayores.
A quienes les gusten los parques temáticos les encantará porque el viajero tendrá la sensación de que visita un lugar diseñado a escuadra y cartabón para llevarnos a las ciudades americanas de los 80. Imposible no pensar en 'El show de Truman' y preguntarnos si hay un Gran Hermano que dirige nuestros pasos, pero lo cierto es que, cansados de las grandes distancias de la gran ciudad, de la hostilidad del tráfico, de los inevitables gaps que van surgiendo con la edad, esa ciudad pensada única y exclusivamente para disfrutar de la vida en medio de comodidades parece una buena idea.
Las personas que viven en The Villages no solo se han hecho con una casa, en propiedad o en alquiler, sino que han 'comprado' todo un estilo de vida. Un estilo de vida en el que priman la diversión, las compras, las relaciones sociales, el deporte (el golf es el deporte-rey) y, en menos medida, las actividades filantrópicas. El bien común no es lo más buscado en The Villages, pero existe, quizá como concesión a lo políticamente correcto.
Porque el objetivo número uno por el que el promotor Harold Schwartz creó The Villages en los años 80 es que los mayores de 55, el grupo conformado por boomers y mayores, lo pasen bien, y, a su vez, consuman ocio, restauración y todo lo que tiene que ver con el lifestyle. Y que no tengan que salir de los límites de la ciudad.
Para ello, Schwartz y sus socios crearon una ciudad articulada en dos grandes plazas, dos puntos de encuentro jalonados por restaurantes, tiendas, centros de belleza, campos de golf y espacios de usos múltiples donde tienen lugar las actividades que los responsables de The Villages diseñan meticulosamente en función de la época del año. Incluso han pensado en actividades para realizar con toda la familia, como son los campamentos de verano para que los nietos puedan pasar algunas semanas con sus abuelos sin que estos tengan que desplazarse. La salud es otro de los puntos fuertes de esta ciudad para mayores. The Villages cuenta con dos hospitales y todo un programa de prevención y recuperación para personas con problemas de memoria o de movilidad.
En cuanto a la vivienda, esta ciudad para senior ofrece distintas posibilidades de alojamiento, la mayoría en casas individuales con garage y jardín. Quien no haya disfrutado del sueño americano en su juventud, puede hacerlo ahora teniendo unas finanzas saneadas. Según figura en la página web, el coste de las villas está entre los 200.000 y los 400.000 euros. A ese desembolso, hay que añadir el importe de cada servicio, por ejemplo, el acceso al campo de golf y a las actividades de ocio o el coste de servicios de vigilancia y seguridad. En total, entre 700 y 1.000 euros mensuales. No se trata de un espacio al alcance de todos. De hecho, el 98% de sus inquilinos o propietarios son caucásicos, y muchos de ellos hacen suyos los valores del partido republicano.
La web de The Villages muestra abundantes testimonios de sus habitantes más satisfechos. Todos dan cuenta de una existencia plácida cuyo único objetivo es procurarse bienestar y hacer que "la aventura de la jubilación" sea un camino lleno de buenas sorpresas. Pero en el paraíso también puede haber problemas. O grietas, como refleja el documental de Filmin 'Una clase de cielo'. Dirigido por el cineasta floridano Lance Oppenheim 'Una clase de cielo' pone el foco en los inadaptados a ese santuario de madurez y bienestar, personas que no quieren elegir entre la libertad de acción y la comodidad. Como dice uno de los protagonistas del filme: "me da lo mismo si voy a la cárcel por tener algo de cannabis y coca. Simplemente, adelgazaré y daré clases de tai chi". Desde esa perspectiva, vivir en la cárcel o en The Villages no parece tan diferente.
Sin embargo, cada vez más mayores apuestan por un estilo de vida más predecible. En 2018, en The Villages vivían alrededor de 78.000 personas y la media de edad de la ciudad era de 71 años. Hoy, The Villages y sus alrededores son el paraíso terrenal de 130.000 jubilados o retirados del mercado laboral. ¿Habrá más Villages en el mundo? En Estados Unidos, el modelo se impone, pero en Europa están más presentes los modelos escandinavos de cohousing, algo más austeros. Y, a diferencia de Estados Unidos, las familias siguen siendo los principales suministradores de cuidados y afectos de sus mayores.