Comer y dormir en una bodega: el enoturismo alcanza un nuevo nivel
Este año los cosecheros prevén que la producción será menor pero de gran calidad
Muchas bodegas españolas cuentan con restaurantes de estrella Michelin y alojamientos de ensueño
Pasear por los viñedos permite descubrir los aromas y sabores que después encontrarás en el vino
Los días se acortan y las noches nos piden el edredón porque son más frías. Llega el otoño y con él nuevas oportunidades para salir de la rutina y la ciudad. En Uppers somos inquietos y nos gusta proponer planes. La nueva estación nos reclama enoturismo igual que el verano nos ha empujado al mar. No te hablamos de visitar una bodega para buscar precios más asequibles que en una tienda, sino de cómo hacer enoturismo para que te sumerjas con los cinco sentidos en el mundo del vino.
Al preguntar a los expertos cuándo es mejor visitar un viñedo coinciden en que la época más bonita es la vendimia y los siguientes meses tras ella. La recogida de la uva se convierte en una fiesta donde se unen agricultura, economía, folklore y tradición. Cada año, en todo el país aproximadamente a mediados de agosto se comienza a vendimiar lo que dura hasta casi finales de octubre. El proceso es un poco desigual según la región, porque la recogida avanza desde el sur, donde la uva madura antes, hacia el norte.
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Este año los cosecheros prevén que la producción será menor que la de 2020, sin embargo, destacan que la uva será de gran calidad. De esta forma, en la visita a una bodega es posible conocer todo el proceso de la elaboración del vino. Los agricultores llegan de las viñas con sus tractores a las bodegas para descargar en las tolvas los remolques repletos de uvas. Después el fruto pasa a la prensa y a su primera fermentación. Aunque todavía quedará tiempo para que se convierta en vino.
El enoturismo pasada la vendimia
No obstante, cualquier momento es bueno para hacer enoturismo. El final del otoño es precioso gracias al paisaje multicolor de las hojas de los viñedos y en invierno, si ha nevado, contemplar el horizonte blanqueado es espectacular. En el interior de las bodegas sobrecoge entrar en la sala de las barricas y permanecer sin prisa en el silencio del lugar. Aquí, como oro en paño, se mantiene a una misma temperatura el preciado líquido esperando con paciencia a que se llene de matices. Por último, llega el embotellado.
El enoturismo en nuestro país todavía no ha alcanzado su máximo apogeo a pesar de contar con bodegas de lujo que producen los mejores vinos, han abierto restaurantes de estrellas Michelin, disponen de alojamientos de primera y están rodeadas de paisajes idílicos o de monumentos que son patrimonio cultural. En Reino Unido, Francia o Alemania hay más costumbre y más oferta.
Cómo sacarle el jugo al enoturismo
Desde Uppers te animamos a encontrar otra forma de aprovechar el tiempo libre con el inicio del otoño y hacerte unas recomendaciones para que puedas sacarle todo el jugo al mundo del vino. Por un lado, llama a la bodega elegida y reserva tu visita. Solicita un guía que te explique el proceso de elaboración del vino y si es posible que también te narre la historia de la bodega; es habitual que esté ligada a una o varias familias y a su entorno. En caso contrario, podrías encontrarte con las puertas cerradas o incluso en plena faena sin tiempo para atenderte.
Por otro lado, recuerda que la visita siempre incluye una cata. Vas a degustar una cantidad importante de tipos de vino distintos lo que implica beber alcohol. Muchas bodegas disponen de restaurante y alojamiento; por sí solos merecen la visita porque suelen estar decorados con mimo y disponen de servicios envidiables como la vinoterapia. Lo más aconsejable es aprovechar para reservar también la comida o la cena, de paso, degustar la gastronomía local, y dormir. Será la mejor manera de disfrutar a fondo y relajarse sin correr riesgos innecesarios.
Recuerda también un consejo: acércate a los viñedos y, si lo permiten, da un buen paseo. Descubrirás los secretos que encierra la tierra, oler y observar la edad de las vides. En primer lugar, el suelo donde se cultiva, el clima y la exposición del lugar son los que le dan el sabor y las propiedades al fruto.
En segundo lugar, ese olor que se respira en la viña, después se aprecia en los aromas y matices que desprende el vino. Además, el grosor del tronco de la vid indica la edad: a mayor antigüedad produce menos uva, pero la calidad es superior porque absorbe más elementos de la tierra. Para concluir, ten presente que el plan consiste en aprender, descubrir y disfrutar degustando el vino con la máxima prudencia y moderación.