Cuando llegas a una edad en la que económica y familiarmente ya tienes una gran estabilidad llega el momento de pensar en ti. Puede que continúes trabajando o ya te hayas jubilado, pero sea como sea hay que disfrutar de la vida y conocer esos lugares del mundo que por una cosa u otra nunca te has decidido a visitar. Entre esos rincones seguro que está África, un continente desconocido para muchos porque, a priori, tiene un nicho turístico muy marcado. Pero la gran cantidad de contrastes que se pueden sentir en el continente es lo que lo hace tan especial, entre otras cosas, conocer la naturaleza de primera mano en los safaris.
Aunque se hayan visto películas, nada iguala la experiencia presencial de un safari. Ver la flora que tantas veces has admirado en documentales y esa fauna que incluso has visto de forma animada con tus hijos o nietos mientras visualizaban “El rey león ” es una de esas experiencias que te quedan por vivir. Pues es hora de ponerse las pilas y verlo con tus propios ojos, pero no de cualquier manera, antes de invadir el hábitat de las especies, es mejor hacerlo de forma sostenible, por lo que contratar el safari ideal es clave para ser responsable con el medio ambiente.
Desde España se pueden contratar safaris responsables bajo la marca Turismo Responsable de la ONG Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA). Bajo ese proyecto se encuentran empresas que ofertan safaris sostenibles, en especial en Kenia y Tanzania, países donde más se suelen realizar. La intención no es solo ir a avistar animales, es que el turismo se vaya concienciado de la realidad que se vive y descubra cómo es la sociedad y la cultura de cada zona.
Uno de los propósitos que mantienen las empresas que colaboran es la oferta de alternativas que sean responsables con el medio ambiente en todos los sentidos. Por ejemplo, se suelen ofrecer rutas que no son frecuentadas por el turismo convencional y que permite una visión distinta y la interacción con los habitantes de la zona. Por su parte, no ofertan cualquier alojamiento, sino aquellos que puedan potenciar el desarrollo local y que, por tanto, sea un impacto positivo para su sociedad. De esta forma, un safari en África no solo es ser responsables con los animales, también con la cultura del país y con su gente.
Como no, la actitud de los turistas y el respeto lo es todo, por lo que siempre hay que seguir las pautas que establece el guía o las personas responsables de las excursiones. Entre algunas de esas cosas están las fotos, en especial a la gente, siempre es mejor preguntar antes, pues en ocasiones no está bien visto. También hay que ser responsable con sus recursos, en especial con el agua. Se debe ser consciente de las necesidades que la población tiene para no malgastar nada.
El momento de adentrarse en un safari para ver animales salvajes en su hábitat también conlleva unas normas para que el impacto humano siempre sea el mínimo posible. Lo primero y más importante, por la seguridad, es no bajarse nunca del vehículo, solo en las zonas en las que está permitido. La distancia y el silencio con los animales es muy importante, nunca se deben acercar más de la cuenta, manteniendo siempre un mínimo de distancia prudencial, pues podrían sentirse atacados, observados o incluso perder una presa por nuestra culpa, condicionando así su comportamiento real.
Y aunque nos entren ganas, no se les debe dar de comer a los animales por mucho que se acerquen. Al hacerlo podrían asociar los coches como fuente de alimentos y esto puede alterar sus comportamientos y su forma de vida. Por supuesto, lleva siempre una bolsa para la basura, nada de tirar las cosas, se deben proteger los espacios a toda costa. Si se fuma, ni colillas y cenizas fuera, ya no solo por el impacto, sino por la probabilidad que existe de que se cree un incendio que podría ser fatal para la flora y para la fauna.
Al igual que los coches van por caminos adaptados para ello, camina siempre por donde te indiquen, de esta manera el impacto sobre el terreno será mínimo. Conservar el espacio es fundamental si queremos seguir disfrutando de los safaris muchos años más, viendo como los animales viven en completa libertad.
Kenia y Tanzania son los países más clásicos para realizar los safaris, así que cuidarlos y ser responsables con su entorno, su cultura y su sociedad es imprescindible para que, en lugar de crear un impacto negativo, al irnos hayamos creado uno positivo, y eso solo se puede conseguir si viajamos de forma sostenible.