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En pleno otoño, son muchos los que no reniegan de este tiempo oscuro y frío, camuflándose en sus mantas y optando por planes más caseros acompañados de una bebida caliente, pero, para los amantes del campo, además de por los colores rojizos y la caída de las hojas, se abre una temporada que esperan durante buena parte del año: la recogida de la seta.
Cuando llueve, crecen. En los campos, en los bosques y hasta en los jardines. Un plan que se puede convertir en familiar si el lugar de recogida acompaña. Así que, al menor atisbo de rayo de sol, prepara tu cesta, infórmate un poco (evitarás alguna intoxicación) y pasea por el campo retando a tus acompañantes a ver quién se alza con el mayor botín de la jornada.
Seguro que, gane quien gane, todos disfrutaréis con el primer revuelto que caiga sobre la mesa al atardecer. También es fundamental tener claros una serie de consejos para buscar setas y tener el equipamiento adecuado: cesta, navaja, ropa impermeable y manuales para diferenciar las setas comestibles de las venenosas.
Lo normal es preguntase ¿dónde empezar a buscar setas? Sin lugar a dudas hay que escoger bien el lugar. Además de guiarnos por la cantidad de lluvias acumuladas en la zona y los días previos de sol, fundamentales para que los hongos surgan, tenemos que buscar zonas de bosque que sean propicias para cada especie. Los bosques con helechos suelen ser terreno abonado para ello y, como regla habitual, podemos guiarnos por los bosques de hoja perenne como los pinares si lo que buscamos son níscalos (rovellón, rebollón, reboñuelo guíscano, mízcalo, pebrazo), mientras que si lo que buscas es el ansiado Boletus edulis, será mejor que optes por zonas con roble o alcornoque.
El color del boleto le ayuda a mimetizarse con el suelo, pero uno de los trucos de los expertos es buscar las amanitas muscarias, las famosas setas rojas con pintas blancas que relacionamos con los gnomos, que no son comestibles (de hecho son setas alucinógenas y muy peligrosas) pero que sirven de chivato. El terreno que les gusta es el mismo y nos pueden decir en qué zona hay boletus. Aquí os dejamos una selección de 7 lugares para ocio y disfrute de nuestros lectores que quieran alejarse del ruido de la ciudad y el estrés de la capital en busca de setas.
Si buscas un lugar ideal para coger setas en Galicia, no dejes de visitar la sierra de O Courel, situada en Lugo. En ella se encuentran bosques como el de Seoane o los de Folgoso, en los que hallarás diversas especies comestibles para que disfrutes de un día diferente. Entre ellas se encuentran las amanitas, las lepiotas, los níscalos y los boletus. Por otro lado, también son muy recomendables los pinares situados en la costa de las Rías Baixas, en los que destacan los de O Grove, la Illa de Arousa y Sanxenxo.
Piloña es un lugar muy especial para recoger setas en la época de otoño. Se encuentra en la parte oriental de la comunidad. Concretamente, en esta zona destaca el Parque Natural de Redes y también los alrededores de La Pesanca, un área recreativa repleta de este alimento. Avilés también es una localidad ideal para recoger setas. Cobra protagonismo también el cabo de Peñas, que se sitúa muy cerca. Las fechas más recomendables son los últimos días de octubre y los primeros de noviembre.
En Cantabria existe un lugar cargado de magia para recoger setas: el Parque Natural de Saja, situado en Liébana. Se trata de un rincón muy visitado en otoño porque la lluvia crea un ambiente perfecto para disfrutar de todos los detalles que puede ofrecer un lugar aislado, lejos del ruido de los coches y del barullo de las ciudades. Además, los bosques caducifolios mudan de abrigo a partir de esta estación, mostrando un conjunto de colores que hacen sentir a cualquier visitante que se encuentre en la zona inmerso en un cuento de hadas.
Son muchas las zonas del País Vasco en las que podemos disfrutar de una jornada en la que recoger setas. Una de ellas es la de Aralar, concretamente en las laderas de los pueblos de Aldaz, Isaba, Etxalar y Otsagabia. Otras de las más destacadas son la del Parque Natural de Gorbea y el de Peñas de Aia.
En Berga, situado en Barcelona, no solo podrás recoger setas, sino que además tendrás la oportunidad de asistir a ferias cuya temática principal es este producto. Lleida también es un lugar ideal para disfrutar del turismo micológico. Concretamente te recomendamos pueblos como Pont de Suert, que cuenta incluso con mercados en los que encontrarás este alimento.
En Alameda del Valle existen numerosos bosques en los que poder recolectar setas, sobre todo especies como perrechico o boletus. Cabe destacar que en esta zona también existen especies tóxicas que pueden hacer daño a todos aquellos que las consuman. Siempre es importante asegurarse de que aquellos productos que se recojan sean comestibles. Si no es así, es mejor dejar la seta donde está. Por otra parte, en Puerto de Canencia existen también multitud de setas. Se encuentra en la Sierra de Guadarrama y en este rincón de la capital española podemos recoger níscalos, setas de cardo, boletus edulis y setas de fraile.
Otro de los mejores lugares de España para coger setas es la Sierra de Gata, que se encuentra en Cáceres. Sus bosques acogen multitud de alcornoques, robles, encinas, castaños y pinos a lo largo de diversos senderos en los que hay numerosas variedades de estos alimentos. Entre las especies destacan los níscalos, los boletus aereus y la macrolepiota procera. Quien quiera disfrutar de un día saludable en medio de la naturaleza no puede dejar de visitar Extremadura, donde la seta es un producto muy importante dentro de su gastronomía. No solo podrás recolectarlas, sino que tienes también la oportunidad de degustarlas en un restaurante.