El empresario Juan Urquijo de la Sierra, marqués de Urquijo, falleció hoy a los 63 años en una clínica de Madrid a causa de una larga enfermedad, según han confirmado a la agencia EFE fuentes cercanas a la familia.
Juan Urquijo residía desde hace años en Panamá, donde era presidente ejecutivo de la junta directiva de la agencia de calificación de riesgos PCR (Pacific Credit Rating).
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, MIM por la American Graduate School of International Managment y Diplomado en Ciencias Empresariales por ESADE, desempeñó diversas tareas en el mundo de la banca, desde sus comienzos en el Banco Urquijo Hispano Americano, en el Banco Urquijo y en Urquijo Leasing.
En el mundo empresarial, fue director de importantes compañías tanto en Europa como en América como A.D.A., Ediciones Agenda, Grupo Mundial Tenedora, Banvivienda y Aseguradora Mundial, entre otras. Según detalla la web de PCR, participó como socio y colaborador en la dirección de las empresas London-Mi. Group, Energy Factor y en la principal empresa desarrolladora de proyectos inmobiliarios en el Casco Antiguo de Panamá, Inmobiliaria San Felipe.
El marquesado de Urquijo es un título nobiliario concedido por el rey Amadeo I en 1871. Sin embargo, no es conocido por su perfil en la nobleza española, sino por un suceso que marcó a la España de la Transición.
La madrugada del 1 de agosto de 1980 la crónica negra vivió uno de esos casos que marcan un antes y un después: el asesinato a tiros, en su chalé de Somosaguas, de los marqueses de Urquijo. La familia Urquijo era entonces una de las principales fortunas de España.
El crimen, perpetrado en plena transición democrática, en una España aún con tremendas diferencias sociales, tenía todos los ingredientes para atraer la atención de los medios y de la opinión pública: misterio, odio, amor y el que parecía el móvil perfecto, la fabulosa cantidad de dinero y bienes que pasarían a los herederos.
En un momento aún sin medios online ni redes sociales, diarios y revistas se las ingeniaron bastante bien para satisfacer la demanda del público. Así, los españoles empezaron a saber más de Juan y Myriam de la Sierra, los hijos de los marqueses, de su círculo íntimo, como Rafi Escobedo, exmarido de Myriam y principal sospechoso, de los amigos de Escobedo y hasta del famoso mayordomo, del que se dijo que había eliminado pruebas lavando alguna ropa ensangrentada.
Hoy, 42 años después, el caso todavía suscita un indudable interés informativo, mantenido por apariciones de los protagonistas en los medios, especulaciones y, sobre todo, por la famosa frase de la sentencia condenatoria de Rafael Escobedo, el yerno no muy apreciado de los marqueses: "Solo o en compañía de otros".
La sentencia, pronunciada por el fiscal en su informe final y recogida luego por los magistrados con una formulación similar, fue más tarde el título de la película dirigida por Santiago San Miguel en la que se avanzaban algunas líneas de investigación.
Tras el asesinato de los marqueses de Urquijo, la investigación y el revuelo mediático, la vida de los afectados cambió para siempre. Rafi Escobedo, condenado por el crimen, se suicidó en la prisión de El Dueso (Cantabria) poco después de ingresar. Javier Anastasio, amigo de Escobedo y una de las personas claves en el crimen, huyó de España para evitar ser juzgado y regresó de Brasil cuando los crímenes habían prescrito, 20 años después. Mauricio López-Roberts, otro de los amigos de Escobedo involucrado en el suceso, pasó cinco años en la cárcel y una "cadena perpetua social compartida con los suyos", según su hija Macarena López-Roberts, que le llevó a vivir aislado en el campo. Murió en 2014.
Por su parte, Myriam de la Sierra destacó como empresaria. En 1987 se casó con el estadounidense Dick Rew, con quien tuvo dos hijos y de quien se divorció. En cuanto al Juan Urquijo de la Sierra, el último marqués de Urquijo, se dedicó a gestionar el patrimonio familiar. En noviembre de 2000 contrajo matrimonio con Rocío Caruncho. La pareja tuvo tres hijos y en 2017 la propia Caruncho admitió estar en Vanitatis al borde de la separación. Desde ese momento, poco más se ha sabido de la vida privada de los últimos marqueses de Urquijo.