El perro es el mejor amigo del hombre y, actualmente, disfruta de más derechos y privilegios que nunca. De dejarlos en la puerta del supermercado atados con la correa, se ha pasado a los restaurantes pet friendly en los que ofrecen menús para las mascotas, salas de cine para perros con asientos y programación adaptada, performances teatrales a cuatro patas, y hasta tiendas de moda canina que ofrecen desde botas de agua o sombreros hasta diseños exclusivos de grandes firmas de moda.
Todo lo que rodea a nuestros animales de compañía se ha convertido en un gran negocio. Se estima que crece, de media, un 5% cada año y en España, por primera vez en la historia, el gasto en sanidad y nutrición de mascotas ha superado el gasto del sector porcino, que da de comer a miles de familias, y la industria veterinaria se ha disparado casi un 10 % en el mismo periodo.
Hay más hogares con perros que con niños. Hay 6.733.000 perros, según Statista, frente a unos 6.690.000 menores de 14 años, de acuerdo con el INE. Algunos de estos animales cuentan incluso con redes sociales propias, en las que sus dueños nos cuentan su día a día y el fenómeno es tal que algunas cuentas alcanzan los diez millones de seguidores y tienen su propio merchandising. Poco a poco, el perro ha pasado de ser una mascota que acompaña a algo así como un humano más y eso no es natural ni lógico.
Esta progresiva humanización del perro no está exenta de problemas “Genera problemas de comportamiento en nuestras mascotas, como ansiedad y algunas formas de agresividad. Aunque algo de humanización es bueno, el exceso no lo es”, explica Àngel Casellas Grau, etólogo y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Cuando a una mascota le damos un papel tan principal en el hogar, no reconoce la jerarquía de las personas con las que convive. Ocurre como con los niños, hay que guardar una relación de respeto en el que tú eres el padre y él el hijo, con límites, si no se corre el riesgo de que termine siendo . “Otro de los problemas derivados de este hipervínculo son los trastornos de ansiedad por separación, que hacen que el animal no sepa gestionar los periodos en los que tiene que estar solo”, añade Casellas.
Pese a ello, el momento actual parece ser el más dulce en la historia de los humanos y los perros. Por una parte, el anteproyecto de Ley del Bienestar Animal se aprobó el pasado mes de febrero. La ley prohíbe la venta de mascotas en tiendas y la circunscribe únicamente a criadores profesionales autorizados; se obliga a los dueños de mascotas a hacer un curso antes de adoptar o adquirir animales, y se fijan nuevas sanciones ante potenciales delitos contra los animales como abandono o maltrato.
El anteproyecto, que aún tendrá que pasar por el Congreso y el Senado y es susceptible de modificaciones, mejorará en cualquier caso la vida de los animales domésticos y, claro está, del perro. Además de la futura ley, la pandemia ha supuesto una tendencia que apunta a un incremento de la tenencia de perros y a una disminución del abandono, tal como desvela el estudio sobre abandono y adopción de 2020 publicado por la Fundación Affinity. Un 11,5 % menos de abandonos y una tendencia al alza en la adopción parecen consolidar este vínculo entre humanos y perros.
Los beneficios de convivir con un perro son múltiples, y la ciencia lo apoya con datos. Un estudio de 2019 publicado en la revista médica Circulation y llevado a cabo en la Universidad de Toronto demostró que tener un perro reducía la mortalidad en un 24%, y disminuía en un 31% el riesgo de fallecer por enfermedad cardiovascular para quienes ya habían padecido una enfermedad de este tipo y tenían perro con respecto a los que no.
Entre los numerosos estudios científicos que abundan en cuanto a los beneficios, varios apuntan a una significativa reducción del estrés y la ansiedad y, por supuesto, al aumento de la actividad física: la Asociación Americana del Corazón (AHA, por las siglas en inglés) indica en un informe que los propietarios de perros hacen una media de treinta minutos más de ejercicio diario que el resto de las personas. La Guía para una tenencia responsable de animales de compañía, editada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, apunta otros beneficios, como el incremento del contacto social o la promoción del ejercicio de la responsabilidad.