Pueden ser una auténtica pesadilla para quienes se encargan de las tareas del hogar: las antiestéticas manchas marrones que aparecen en los inodoros y que no se eliminan con la limpieza habitual.
Están en el peor sitio (dentro del inodoro), pero no son lo que parece. Las manchas marrones aparecen en los lugares donde el agua tiene mucha cal y sedimentos. Si no las tienes en casa, no es raro que las hayas visto en zonas de playa, donde el agua suele ser caliza, y en zonas donde el agua tiene el mismo problema.
Se forman por acumulación de minerales disueltos del agua. Cuanto más fuerte sea el agua, más residuo sólido dejará. La cal del agua será la base para que otros elementos como el magnesio y el hierro se instalen. Cuando el agua se seca, aparece el residuo sólido, normalmente de color rojizo o amarronado. Cuando esto se repite de manera frecuente, la capa es cada vez más gruesa y difícil de eliminar.
Además, al estar en una zona que no accedemos y vemos normalmente, el problema se acentúa. Pero hay soluciones; todas ellas requieren un poco de paciencia y alguna precaución.
El vinagre y el bicarbonato son dos productos baratos, fáciles de encontrar en cualquier casa y, ahora mismo, imprescindibles si optamos por una limpieza casi libre de químicos. ¿Cómo los utilizamos?
Este método no sirve en todos los inodoros. De hecho, hay que evitarlo si tu váter hace la descarga en una fosa séptica, ya que el ácido cítrico podría acelerar la descomposición de algunas materias y dar lugar a atascos o inundaciones. Si optas por el ácido cítrico, hazlo así:
En los casos desesperados, se puede utilizar piedra pómez, aunque es el último recurso. La piedra pómez hay que utilizarla con suavidad porque si empleamos mucha fuerza podemos rayar el esmalte del inodoro. En cualquier caso, solo es apta para la porcelana. No puede usarse con sanitarios de mármol, muy porosos, ni con plásticos o fibras de vidrio. Acabarían llenos de arañazos. Si puedes utilizarla, ¿cómo se usa la piedra pómez?