Hay momentos de la vida en los que concurren muchos acontecimientos trascendentales. Uno de esos momentos es la adolescencia. Al lío vital propio del momento -establecer límites respecto a los padres, afirmar la personalidad propia, separarse de las dinámicas familiares- se añade otro no menos monumental: ¿Qué van a ser de mayores? ¿Qué estudiar? Quienes tienen clara su vocación aterrizan en el tema con suavidad. Pero la inmensa mayoría, que no lo tiene tan claro, se debate es un amplísimo catálogo de opciones. La primera y más importante es pensar si se quiere ir a la universidad o se va hacia la Formación Profesional. Hasta el momento, la FP tenía la fama de estar conectada con el mercado laboral. Es decir; había poco o ningún paro en esas titulaciones.
Pero la realidad es cambiante: algunos ciclos de FP tienen muy poca demanda, aunque la oferta laboral es amplia, mientras miles de alumnos se quedan sin poder entrar en otros por falta de plazas. El problema se agrava porque la enseñanza pública no es rápida a la hora de actualizar su oferta, algo que aprovechan los centros privados y que da lugar a paradojas como que titulaciones con mucha demanda laboral se quedan con plazas sin cubrir. ¿Qué razones hay detrás de esto?
Un sondeo realizado por El País entre varias comunidades autónomas muestra que entre un 12% y un 22% de las plazas se quedan sin cubrir, con excepciones como Navarra, donde la matrícula se acerca al 100%. ¿Por qué ocurre esto? Parte de las plazas sin ocupar proceden de títulos con demanda, pero con exceso de oferta. Es el caso de Gestión Administrativa, título necesario para ser administrativo o recepcionista. En Canarias, con el turismo como principal locomotora de la economía y, por tanto, con mucha demanda de estos perfiles, puede cursarse en 40 institutos. En 2021 quedaron vacías casi 400 plazas es un ejemplo claro de sobre-oferta.
Ciertos titulaciones sí tienen buenas salidas profesionales, pero no son atractivas para los jóvenes. Es el caso de la industria del calzado, otro sector en el que España está bien considerada. De hecho, muchos zapatos de marcas de lujo se fabrican en Elche. La mala fama del sector está en las pésimas condiciones laborales que esta industria ha venido generando durante años: horarios excesivos, sueldos bajos, retribuciones en b... En este caso, llegan a ser los propios padres los que prefieren que sus hijos no sean zapateros, por lo que la titulación no suele elegirse en primera o segunda opción.
Sin embargo, algo está empezando a cambiar. Algunas empresas de calzado ya ofrecen condiciones dignas y la posibilidad de trabajar mientras se estudia la FP, en un claro ejemplo de formación dual.
Las plazas vacías no se dan solo en oficios más o menos artesanales, sino en otros mucho más actuales. En Castilla-La Mancha, Eficiencia Energética y Energía Solar Térmica, sector cada vez más pujante en la comunidad autónoma, tuvo un 77% de vacantes el curso pasado. Para algunos expertos, estas bajas pueden deberse a la irrupción de la formación on-line, que permite estudiar al ritmo de cada estudiante, cuándo y cómo se desea.
La consecuencia directa es que estas nuevas titulaciones, en su versión online, sí se llenan en toda España porque permiten que muchos de los alumnos obtengan el título mientras trabajan.
En Aragón, Excavaciones y Sondeos, el ciclo que enseña a ser minero, no llegó a cubrir el curso pasado el 15% de las plazas. En Asturias, Navegación y Pesca de Litoral, el 16%. Curiosamente, en este sector hay trabajo. El problema aquí no son las cuotas pesqueras, sino la falta de relevo generacional. En el caso de las titulaciones marítimas superiores no hay este problema. ¿Por qué? El trabajo en la mar es duro y, aunque en España haya hoy tres millones de parados, los padres no animan a sus hijos a trabajar en ese tipo de empleos.
O la consecuencia de la llamada 'obsolescencia programada'. Las cosas duran lo que duran: poco. Y repararlas puede costar lo mismo que comprarlas nuevas. En un instituto de A Coruña, el ciclo de Equipos Electrónicos de Consumo desapareció porque se dejaron de arreglar televisiones, radios y pequeños electrodomésticos.
El 'yo me quedo en casa' pandémico y la alta inflación también han impactado. En Extremadura, una de las comunidades con el PIB más bajo, las titulaciones relacionadas con hostelería registran numerosas vacantes. Lo mismo que ocurre en Cantabria con las de animación turística, ya que el tipo de turismo en la zona es más familiar y menos de hotel.
La imagen pública de ciertas profesiones opaca la realidad laboral. En plena eclosión de plataformas de contenidos audiovisuales parecería que hay una gran demanda de profesionales de Imagen y Sonido. Nada más lejos de la realidad. Los grados medios de esta disciplina tienen una demanda altísima y unas salidas laborales muy pobres; en parte porque lo que más se demanda son 'periodistas multimedia', profesionales capaces de hacerlo todo: escribir, maquetar, guionizar, rodar, editar...
La tendencia también refleja la falta de orientación que reciben estudiantes y familias sobre qué estudiar y qué demanda real tienen esos estudios.
Se trata de la otra cuestión importante. ¿Qué hacer con el profesorado que no imparte clase en las formaciones vacantes? Muchos de ellos no eran funcionarios con plaza en propiedad, sino interinos, lo que ha facilitado su ubicación. Otros se han reciclado para dar clase en otras titulaciones o en una actualización de las suprimidas.
Sin embargo, su función más valiosa sería la de asesorar cómo debería ser a nueva Formación Profesional. Estos profesores guardan un conocimiento y una experiencia que superan las enseñanzas que comparten en el aula. Serían muy valiosos para la nueva ley de Formación Profesional que prepara el Ministerio de Educación. Labores de orientación, acompañamiento de los estudiantes y vinculación con las empresas que dan empleo son funciones desatendidas ahora que darían un fuerte impulso a la Formación Profesional que hoy se necesita.