En España no dormimos todo lo bien que necesitamos para estar a pleno rendimiento al día siguiente. Ya no solo es que no durmamos lo suficiente, tampoco la calidad de ese sueño es la ideal para lograr que sea reparador y, por tanto, descansemos como es debido. Y ya no solo pasa con los adultos, también con los adolescentes. Entre madrugar para ir a clase y quedarse hasta tarde con el móvil en la mano, no descansan lo suficiente para estar totalmente activos al día siguiente. ¿Cuánto deben dormir tus hijos adolescentes para llevar una vida sana y más feliz?
No dormir bien va haciendo poco a poco mella en nuestro organismo y empeorando nuestra salud, pudiendo provocar problemas cardiovasculares o de hipertensión. Sin embargo, esos episodios de insomnio no solo afectan a los adultos a la larga, también a los más jóvenes. Conciliar el sueño se complica y eso tiene un efecto inmediato en el día a día de los adolescentes. Tanto ellos como los niños pueden desembocar en el fracaso escolar ante la falta de sueño.
Entonces, ¿cuánto deben dormir los adolescentes para seguir creciendo sanos y felices? Ya de bebés los más pequeños necesitan muchas horas de sueño, hasta 16 durante los primeros meses de vida. Esas horas van descendiendo poco a poco hasta que entre los 6 y los 12 años es primordial que los niños duerman entre 9 y 12 horas diarias.
El paso de la niñez a la adolescencia conlleva cambios, también en las horas de sueño, ya no son necesarias tantas y estas se reducen. Por ello, desde los 13 hasta los 18 años es necesario para ellos dormir un total de 8 a 10 horas, tiempo que va bajando a partir de esa edad según se van cumpliendo años.
¿Cómo se puede lograr dormir mejor? Para tener más energía por las mañanas y tener unos días más felices es fundamental dormir las horas necesarias, al menos el mínimo, pero no solo eso, también es necesario que los adolescentes logren entrar en un sueño profundo para que este sea reparador.
Para ello hay que intentar que tus hijos se vayan a la cama a una hora fija cada día y, en caso de que hagan deportes por las tardes, que no sea demasiado tarde, ya que de lo contrario a la hora de que se vayan a dormir pueden estar más activos de lo que deberían. Y, aunque cueste horrores, hay que evitar que antes de irse a dormir estén enganchados a las pantallas, a ese móvil que les acompaña a todos lados.