Hay Navidades que las carga el diablo y mesas de Nochebuena que parecen campos de minas. Cuando la batalla no la libran los miembros de la misma familia, sino una parte de la familia y la pareja de alguien, el conflicto puede ser aún peor. Lo que puede hacerse para evitarlo, depende de muchas circunstancias. Pero sí hay líneas que nunca deben cruzarse bajo ningún concepto. Los expertos del gabinete psicológico online TherapyChat explican los 'nos' de estas batallas navideñas.
Es difícil estar en medio de una guerra declarada o encubierta entre tu pareja y tu familia y no sentirte entre la espada y la pared. De hecho, este tipo de situación mantenida en el tiempo suele generar un enorme desgaste emocional que, a la larga, puede pasar factura a tu relación de pareja o familiar. Afortunadamente, es posible evitar que esto suceda siguiendo una serie de recomendaciones.
Muchas de las personas que tienen que lidiar con la difícil relación entre su pareja y su familia terminan sintiéndose entre la espada y la pared. Preguntas capciosas como “¿Me quieres más a mí o a tu familia?” o “¿Es más importante que yo?” pueden hacer que te sientas presionado a elegir entre uno u otro bando; al fin y al cabo lo que estás viviendo es una guerra entre distintos cariños. Pero no se trata de elegir, ya que puedes querer a varias personas a la vez y querer pasar tiempo junto a ellas sin que eso signifique que le concedes más valor a una u otra. Entender esto y hacérselo entender a tu pareja y tu familia es fundamental.
Se trata de una de las pautas fundamentales expuestas por los psicólogos de TherapyChat. Si quieres mejorar la relación entre tu pareja y tu familia, evita ceder al chantaje emocional de cualquiera de las dos partes. De esta manera, estarás transmitiendo el mensaje de que tanto tu pareja como tu familia son importantes para ti, a la vez que te concedes valor a ti mismo, invitando a la otra persona a reflexionar sobre su postura crítica.
Es esencial tratar de imponer cierto respeto entre las partes. Si se dicen cosas muy desagradables, se está abonando el terreno para el rencor, incluso aunque el conflicto se haya superado. Cuando dejas que tu familia hable mal de tu pareja o viceversa, no solo transmites la idea de que en realidad la otra parte no es tan importante en tu vida, sino que das pie a que la situación se agrave. Por tanto, si lo que quieres es mejorar la relación, pon freno a las críticas y comentarios negativos de una u otra parte.
Una buena manera de aceptar la situación e intentar mejorarla consiste en llegar a un consenso entre tu pareja y tu familia. ¿Cómo? Marcando límites claros, animando a ambas partes a que acepten los defectos de una y otra y haciéndoles ver las virtudes en las que quizá no habían reparado. Con todas estas pautas, ¿te crees capaz de lograr el armisticio o prefieres esperar a que suceda (si sucede) el milagro de la Navidad?